Puedo garantizaros y de hecho os garantizo un mínimo de 13 capítulos más (es decir, la novela llegaría hasta 130), aunque no descarto poner un par de ellos más, porque quiero que sucedan muchas cosas en muy poco tiempo, y quedaría mal si intentara meterlo a calzador.
Además, y esto ya después de terminar la novela, iré subiendo unos anexos en los que explicaré con más detalle cómo son las actuaciones de los chicos en The Talented Generation... porque me hace ilusión dejarlo por escrito, y volver a verlas en mi cabeza dentro de unos años (si vuelvo a leer la novela) con claridad.
Y ahora, ¿qué día subiré el último capítulo?
Seguramente algunas ya lo sospechéis, porque, si empecé a subir Sabrae el día que nació Scott, parece lógico que Chasing the Stars se termine el día en que nace Tommy. ¿Qué día nace Tommy? El 17 de octubre... de ahí que os pidiera 17 comentarios para avisaros de lo que está por venir.
Tengo un calendario ajustadísimo que seguir; espero que no os importe que publique cada 3 días; de lo contrario, no llegaré a la fecha tope que me he puesto (y cumplir con la fecha es lo que más me importa, más que subir 13 o 15 capítulos). Os pido que me dejéis todos los comentarios que podáis para animarme en la recta final. Espero que todo merezca la pena y despedir esta preciosa historia como se merece.
Dicho esto, y sin más dilación... ¡disfrutad del capítulo! ❤
Otra vez esa sensación de
explosión en mi interior cuando terminamos la canción, los últimos acordes se
extinguieron y las luces se encendieron para permitirnos ver al causante de
aquel ruido ensordecedor, que tan fuerte era y tan bien sentaba. Nos acercamos
al borde del escenario con una sonrisa satisfecha, mirándonos los unos a los
otros, felicitándonos con la mirada por no haber metido la pata ni haber
chocado con ninguno de los bailarines que abarrotaban al escenario, y nos
inclinamos hacia delante mientras el público rugía nuestros nombres.
-June-pidió Simon, dejando que la chica, que manejaba
un iPad con una mano y un portátil con la otra se empujaba las gafas por el
puente de la nariz.
-Tengo a Aibbe, de Manchester, que dice “imagínate lo
que sería que Layla te arropara por las noches y te diera un besito y te dijera
que te quiere, dios mío, cómo quiero a mi madre”-leyó, y todo el mundo se echó
a reír. Layla se puso colorada, Tommy le dio un cariñoso apretón en la
cintura-. Asha, de Edimburgo, dice que no le importaría ir a un concierto de
Chasing the stars aunque tuviera que pagar con la vida de su primer hijo… por
cierto, Chad, si quieres tener un rollito de una noche, ella está disponible-más
risas, Simon asintió con la cabeza-. Cara Delevigne twittea una foto de su
televisor y dice que se muere de ganas de que lleguéis a la final para poder
venir a veros en directo, ahora que ya le ha llegado la invitación-siguió
leyendo una retahíla de tweets y publicaciones en Tumblr hasta que Simon le dio
las gracias, ella sonrió, le dijo que gracias a él, y se retiró a un discreto
segundo plano, reposando su espalda de nuevo en su silla-. ¿Jesy?
-¿No quieres mantener un poco la tensión del momento?-respondió
mi mejor amiga, alzando las cejas y mascando un chicle. Simon se echó a reír.
-Tienes razón. ¿Quién empieza, tú o Gaga, Nicki?
-Empiezo yo-Nicki se echó hacia delante, apoyó las
palmas de las manos en la mesa y exhaló un suspiro-. ¡Guau! Os lo digo cada
semana, y voy a sonar repetitiva, pero es que no hacéis más que sorprenderme.
Me ha encantado la energía que habéis derrochado esta noche en el escenario, On top of the world es una de mis
canciones favoritas por su buen rollito, tiene muchos aires de fiesta, y eso es
lo que me habéis dado vosotros-nos señaló con un dedo acabado en una afilada
uña postiza-. Ganas de fiesta. Felicidades, chicos.
-Gracias-sonrió Diana, la encargada esta noche del
micro. Gaga se recolocó su coleta antes de empezar:
-Mentiría si os dijera que no noto mejoría respecto de
la semana pasada, aunque me ha decepcionado un poco cómo os habéis desenvuelto
con los bailarines en el escenario-comentó, mirándonos-. ¿No habéis podido
ensayar mucho con ellos?
-Sólo hemos podido prepararnos entre la tarde de ayer
y la mañana de hoy-respondió la americana-; no cabíamos todos en la misma sala
de baile, teníamos que ensayar aquí encima-contestó, como si Gaga no lo
supiera. El programa se hacía para el espectador que estaba en casa, y ese
espectador estaba omnipresente en las valoraciones de los jueces.
-Eso explicaría por qué habéis estado un poco…
cohibidos, por así decirlo, con ellos. Ha sido envidiable lo que habéis hecho
esta noche aquí, aunque tengo que admitir que quizá haya sido un cambio
demasiado radical: de teneros a vosotros cinco ahí encima, a meteros una
coreografía con cerca de 20 bailarines y sus atrezzo correspondiente, todavía
hay unos cuantos pasos que tenéis que dar para perfeccionar la técnica.
Asentimos con la cabeza.
-Por lo demás-nos sonrió con calidez-, como ha dicho
Nicki, habéis estado geniales. Se os nota muy cómodos entre vosotros, y lo
mejor es que conseguís transmitirnos esa química tan especial que tenéis. Es
una delicia veros encima del escenario.
-Gracias, Gaga-la despidió Tommy por encima del hombro
de Diana. Los aplausos se fueron mitigando mientras Jesy nos miraba, me miraba a mí con ojos divertidos, expectantes.
Hoy no podía echarnos, y lo sabía, porque lo habíamos hecho demasiado bien;
pero eso no quitaba de que no se lo fuera a pasar bien.
Menos mal que me habían puesto al otro extremo del
micrófono; Diana era la que lo sostenía, luego estaba Tommy, luego Layla, luego
Chad, y, por último, yo. Jesy entrelazó los dedos de la mano.
-¿Me haríais el favor de darle un micrófono a
Scott?-pidió a los de realización, que corrieron solícitos hacia mí con un
pequeño tubo negro. Le dieron un par de toquecitos para comprobar que estaba
encendido y corrieron de nuevo fuera del escenario-. Hola-sonrió Jesy, al borde
de una carcajada de bruja que tenía que quemarle en la garganta.
-Hola, Jesy, ¿echabas de menos mi dulce voz?
-Algo así; es que me gusta mucho escucharte, me hace
sentir mejor conmigo misma-respondió, pasando sus papeles, en un gesto que identifiqué
esa misma noche con tic de nerviosismo en el que intentaba ordenar sus
pensamientos-. Vale, no os voy a mentir: me ha gustado-el público festejó
aquella declaración con júbilo, contento de que Jesy y yo hubiéramos enterrado
el hacha de guerra sin que la sangre llegara al río (una lástima que no
supieran de nuestra pequeña conversación en la parte trasera del escenario)-.
Acepto las críticas de Gaga, y las comparto: poneros en un escenario con 20
bailarines profesionales y esperar que no se notara la diferencia de
experiencia fue algo inocente por mi parte, y os pido perdón por ello-colocó
sus manos entrelazadas encima de su pila de papeles, alzó las cejas, a la
espera-. Bueno, ¿me perdonáis?
-Sí, mujer-respondí con un desparpajo propio de cuando
iba medio borracho. Todos se rieron, casi podía escuchar las carcajadas de
media Inglaterra resonando en sus hogares. Jesy forzó una sonrisa, fingiendo
que aquello la divertía.
-Ahora bien, aunque tampoco puedo quejarme de cómo lo
habéis hecho a la hora de vuestros solos… que han sido bastante uniformes, más
de lo que me esperaba-me lanzó una miradita cargada de intención, y sentí la
tensión de Tommy cuando yo me mordí el labio y empecé a levantar una ceja. Casi
pude escuchar sus gritos mentales en mi propia cabeza: ¡Cállate la boca, Scott, no entres al trapo!-, en el puente al
final de la canción, cuando cantabais los cinco juntos, no he podido evitar
fijarme en que había alguien que
destacaba por encima de los demás.
-Es que Tommy, tío, ya te vale-protestó Chad, y Jesy
esbozó una sonrisa fugaz. Le encantaba el irlandés porque le encantaba su
padre, y porque Chad era adorable.
-Casi, Chad, yo estaba mirando más bien hacia otra
dirección-abrió mucho los ojos y los clavó en mí.
-Pues siempre hay que mirar en una, Jesy. No quieres
quedarte bizca, menudo desperdicio para esos ojazos tuyos-espeté antes de poder
contenerme, pero Jesy se echó a reír.
-Yo lo mato…-gruñó Tommy, y Layla le miró y negó con
la cabeza, diciendo que me dejara hacer, que yo sabría lo que estaba haciendo.
Error.
No tenía ni puta idea de lo que estaba haciendo.
Por eso habíamos decidido que no me acercaría al micro
más que para cantar.
-Scott, estarás de acuerdo conmigo en que se te ha
oído más que a los demás en la parte de la que estoy hablando-me encogí de
hombros-. ¿No te has dado cuenta?
-Si he intentado destacar, ha sido sin querer.
-Te lo dije en la audición, te lo dije la semana
pasada, y te lo vuelvo a decir ahora: estás en un grupo, si quieres llevar la
voz cantante, o proclamas que eres el líder, y todo el mundo lo entenderá, o
intentas reprimirte. ¿Cuál va a ser?
-Yo no estoy por encima de nadie en Chasing the stars.
-Jesy, perdona que te interrumpa, pero Susan, de
Canterbury, dice que ojalá Scott estuviera encima de ella-cortó June, y yo
sonreí mientras Nicki y Gaga se reían a carcajada limpia, Simon asentía con la
cabeza y Jesy esperaba pacientemente a que las carcajadas cedieran.
-Si es verdad lo que dices y no quieres estar por
encima de nadie, te sugiero que empieces a trabajar ese ego que te impulsa a
querer destacar.
-En todos los grupos hay alguien que destaca en los
estribillos-respondí lo más despacio que pude, tragándome el tono sarcástico.
-En el mío, no-contestó ella, tozuda.
-Ya, pero es que nosotros no somos Little Mix.
-Eso es evidente-replicó.
-¿Lo dices porque yo no tengo las piernas tan largas
como las tiene Leigh Anne?
-Lo digo porque tú en tu vida vas a sonar como Leigh
Anne-ladró Jesy, y el público contuvo el aliento, estupefacto ante ese ataque.
-Madre mía-escuché
a Tommy decirle a Layla-, él es un
bocazas, pero es que ella se le tira al cuello.
-Tommy-llamó Gaga, y él dio un brinco y la miró-.
¿Tienes algo que decir?
-Scott no es así, os lo prometo. Es chulo, pero no
llega hasta estos extremos.
-Yo de ti no lo juraría, Tommy-le dijo Jesy, dando un
sorbo de su botella de agua.
-Yo le conozco. Es que se crece. Pero ni piensa que
sea mejor que nosotros, ni es así de prepotente cuando estamos todos juntos.
Creo que es el tiempo sin ver a nuestras familias, que le afecta. Es que somos
muy caseros los dos-mintió descaradamente, pero, ¿quién iba a decir que aquello
no era así? ¿Nuestras madres, que estaban cansadas de que no pasáramos por
casa?
Oh, joder, nuestras madres estaban allí, entre el
público. Estábamos jodidos.
-Yo creo que no le has dicho eso a Layla.
Tommy se puso rojo como un tomate y negó con la cabeza
finalmente, mordiéndose el labio.
-¿En qué idioma se lo has dicho, si puede saberse?
-Español-admitió Tommy con un hilo de voz. Gaga alzó
las cejas, gratamente sorprendida.
-¡Es cierto! A veces se me olvida que sois bilingües.
Por vuestras madres, me imagino, ¿no?
-¿Todos lo habláis?-quiso saber Nicki, inclinando a un
lado la cabeza. Diana levantó la mano con timidez.
-Yo hablo francés.
-¿Scott?-todos los ojos volvieron a posarse en mí. No
me disgustaba este tipo de atención, pero tampoco me gustaba. Prefería mil
veces que se me admirara por mi voz, en vez de por mi lengua.
-Sí, señora-asentí,
y vi la sonrisa orgullosa de Tommy por el rabillo del ojo, pensando en que
había sido él quien me había enseñado casi todo lo que sabía.
-Vaya-intervino Jesy-, ¿acaso saber volar?
-Aún soy joven para sacarme la licencia de
piloto-expliqué-, pero estamos en ello.
Jesy se echó a reír
-¿De verdad? Pues, la semana que viene, nos traéis una
canción en español.
Noté cómo el color se iba de mi rostro mientras
digería lo que Jesy nos acababa de decir. Hija de puta. No nos iba a dejar ni
llegar a la gala pregrabada, la muy cabrona. Con la curiosidad que me daba
saber qué nos tenían preparado… y se suponía que las actuaciones serían entre
la primera y la cuarta semana; que, después de la cuarta gala, tendríamos un
descanso en el que podríamos ir y hacer lo que quisiéramos.
-Hay un problema-aclaró Layla.
-Todos hablamos dos idiomas, menos Chad-informó Diana.
-Es que yo soy irlandés, ya estoy en el tope de la
gloria-respondió, y varios irlandeses entre el público le jalearon y vitorearon
su frase.
-Ya se os ocurrirá algo-Jesy esbozó una sonrisa traviesa.
Gaga se echó a reír, agitando una mano, rebajando la tensión.
-Sí que he notado que Scott estaba más inspirado que
los demás, ¿quizás sea porque hay alguien entre el público a quien quieres
impresionar?
Ahora, a quien me tocó sonrojarme fue a mí.
-¡Míralo, se ha puesto rojo!-se rió Nicki.
-¿Qué pasa, Scott, te ha comido la lengua el gato?-me
pinchó Jesy.
-¡Dejadle en paz, víboras!-me defendió Gaga entre
risas-. ¡Dejad a mi niño, ahora que nos ha demostrado que también puede ser
tímido! Scott-Gaga se encogió de hombros-, qué te voy a decir. Se nota que has
vivido esta actuación, que vives la música, pero que esta canción te llega
dentro-asentí con la cabeza-. Cualquiera diría que tienes a tu propia persona
especial para subirte a la cima del mundo atenta a tus movimientos.
No mires a
Eleanor, me dije. No mires a Eleanor,
no mires a Eleanor, no mires a Eleanor.
Pero el subconsciente es traicionero, y tuve que
mirarla. Vi cómo nuestros ojos se encontraban en la distancia, ella sentada ya
en los sofás de los concursantes, con su vestido blanco de corte griego
haciéndola parecer una diosa de las antiguas, de las que había cuando la magia
todavía hacía girar el mundo. Eleanor sonrió, azorada, y yo noté cómo se me
curvaban las comisuras de la boca mientras ella agachaba la cabeza, de repente
tímida y muy consciente de que el mundo se había parado para centrar toda su
atención en nosotros, y se apartó un mechón de pelo detrás de la oreja,
dejándome ver los pendientes de brillantes con forma de ala que le habían
prestado para la ocasión…
… y mi piercing viejo, eterno, un elemento más ya de
su oreja.
-Alguien hay-admití, jugándomela al tener mis ojos aún
puestos en ella. Podrían verme, podrían grabarme, podrían seguir mi mirada y
encontrarse con su figura resplandeciendo entre todas las demás… pero qué más
me daba. Había sido Eleanor quien había dicho que no tenía novio: yo no había
abierto la boca a ese respecto.
-¡Oh!-vibró Nicki, abrazándose a sí misma-. ¡El amor
adolescente, qué bonito! Pues venga, chicos, no os entretenemos más. Podéis ir
a sentaros.
-¡Chasing the stars, damas y caballeros!-anunció el
presentador mientras íbamos en masa a tomarnos nuestro merecido descanso,
revolviéndonos el pelo y dándonos empujones a modo de felicitación. No sé cómo,
pero se las apañaron para hacer que fuera el primero en pasar a los sofás, con
lo que me senté al lado de ella, que había actuado justo antes que nosotros.
Eleanor me miró a los ojos, unos ojos de gacela preciosos pero inmensamente
tristes. Me sonrió y me felicitó por mi actuación con fingida cortesía, como si
no se alegrase en el alma de que lo hubiera hecho bien. Le dimos las gracias,
nos colocamos a su lado y esperamos a que se apagaran las luces y saliera el
siguiente concursante. Dejó caer disimuladamente su mano a un lado de su
cuerpo, y yo la mía, y nos acercamos con disimulo y le acariciamos el meñique
al otro.
Eleanor sonrió de nuevo, sus mejillas encendidas.
Puede parecer una gilipollez, teniendo en cuenta lo que habíamos hecho ya, que
esos momentos hicieran que se sonrojara, o que yo sonriera como si fuera bobo.
Pero cuando le ocultas un secreto a todo el mundo, y
robas y exhibes una parte de su verdad ante sus narices sin que él se dé cuenta
de lo que haces, la intimidad que hay en los gestos más sutiles es tan especial
como ver la primera estrella fugaz en la noche de las Perseidas.
Es la misma intimidad de tu primera vez. Porque, en
cierto modo, es tu primera vez, igual
que las Perseidas son los restos del cometa que las dejó atrás, y por tanto son
ese cometa, incansables viajeras que, llegado el momento, se desintegran
haciendo aquello para lo que fueron creadas: surcar los cielos, descubrir cosas
nuevas.
La miré, estudié su contorno, el arco de cupido de sus
labios, la forma en que se arqueaban, sus pestañas, su nariz, sus deliciosos,
deliciosos labios… su oreja, sus mejillas, su cuello, sus hombros, sus pechos,
disimulados bajo el vestido… sus labios de nuevo… otra vez sus ojos, dos
luceros en una noche que yo pensaba pasarme despierto.
Eleanor notó mis ojos en ella y se volvió con
sutileza. Nadie nos miraba.
-Voy a besarte-le dije, sorprendido de poder
reprimirme para anunciárselo. Eleanor se sorprendió, y un chispazo incendió sus
ojos un segundo. Miedo.
-No-me dijo. Se me cayó el alma al suelo.
-¿Por…?
-Scott-respondió, apretándome la mano, cogiéndomela, a
ojos de todos, a ojos de nadie en aquella oscuridad-. No.
El cielo se nubló. Las farolas se encendieron. Las
estrellas se ahogaron en una luz artificial que no podía comparárseles en la
cercanía, pero que en la distancia conseguía hacerles sombra.
-Vale-gruñí, soltándome de su mano y volviendo la
mirada al escenario. Sentí sus dedos por mi pierna, buscando mi mano de nuevo.
-Scott…
-No me toques, Eleanor.
-Pero…
-Estoy hasta los cojones de esto-le susurré, clavando
los ojos en ella, y sus ojos brillaron, llenos de lágrimas-. Hasta los cojones,
Eleanor. No puedo seguir así. Va a acabar conmigo.
-No digas eso. No digas eso, Scott, por favor.
Puse los ojos en blanco. Las palabras se las llevaba
el viento, ¿no? Pues no entendía por qué no podíamos hacer que un huracán
barriera la supuesta soltería de Eleanor. Era tan fácil como decir “os mentí,
tengo novio, es Scott, fin del asunto, dejad de intentar emparejarlo, dejad de
intentar emparejarme a mí”.
Me tomó de la mandíbula y me dio un fugaz y arriesgado
beso en los labios. No pude disfrutarlo.
-Te quiero-me prometió en lo salado de nuestras bocas
debido a sus lágrimas.
-Y yo a ti-contesté, en serio, y ella sonrió, se
mordió el labio, me dejó mirarla, me dejó acariciarle la mano, me la apartó
cuando subí a su mentón, y se puso nerviosa cuando las luces empezaron a
encenderse y yo seguía con los ojos fijos en ella, después de todo lo que había
dicho, después de que el mundo empezara a sospechar que yo era mitad de algo
más grande e importante que yo.
-¿Qué pasa?
-Antes sufrías por no poder presumir de mí-le dije,
las luces encendiéndose, el público levantándose, sus facciones abriéndose y
dibujándose ante mí-. Yo era tu mayor amor. Lo hacíamos en mi cama, lo hacíamos
despacio, y nos mirábamos a los ojos mientras lo hacíamos.
-Volveremos a tener eso-me aseguró, levantándose y
empezando a aplaudir.
-Y tus labios sabían a cereza.
Eleanor se tocó la boca, parpadeó un segundo, conteniendo
las lágrimas, clavó los ojos en el escenario y aplaudió con el entusiasmo de
quien no ha visto la actuación del concursante que será expulsado esa noche,
precisamente por cómo ha bajado el nivel.
El murmullo de la gente
levantándose de sus asientos y marchándose a sus casas era un buen escondite
para las miradas lastimeras que no podía evitar echarle a Eleanor. Diana
pululaba de un lado a otro, dejándose arrastrar por la marea de técnicos,
mientras nosotros hablábamos con nuestras familias. Mamá me cubrió de besos y
me dijo que lo había hecho genial, pero que no estaría de más que intentara
controlar la lengua.
-Jesy va a por él, Sherezade; no puedes culpar al crío
de que se defienda-respondía papá, ante la ausencia de reacción por mi parte.
-Eso no quita de que ella sea una de las juezas. Se
merece respeto, y Scott no se lo está demostrando.
-No es mi intención-alcancé a decir, apartando los
ojos de Diana después de hacerle un gesto para que se acercara y clavándolos en
mi madre-. No lo hago a propósito, mamá, de verdad.
-Tampoco me contestabas a mí a propósito estando en
casa, pero eso no quiere decir que no lo hicieras. Tienes que controlarte.
-En realidad, ellos quieren que Scott estalle delante
de las cámaras-explicó papá-. Les va el morbo. Además, nuestro hijo es
demasiado valioso para que lo dejen marchar. No van a hacerlo. Así que no le
demos más vueltas-le dio un afectuoso apretón en los hombros a Diana-. Por lo
demás, ¿todo bien, chicos? ¿Qué tal la experiencia?
-Bueno…-Diana se frotó la cara con la chaqueta que le
habían dejado para que no se resfriara-. Un poco mejor. Las cosas podrían
mejorar bastante, pero… también pueden ponerse peor.
-Supongo que depende de a quién le preguntes-me encogí
de hombros cuando los ojos de mis padres se posaron en mí. Papá frunció los
labios.
-¿Qué pasa, S?
Negué con la cabeza.
-Nada.
-Estás un poco apagado-insistió mamá, acariciándome la
mejilla-. ¿Estás bien?
-Sólo estoy cansado. Y echo de menos a las chicas. Se
me hace duro que sólo os dejen entrar a vosotros. ¿Dos acompañantes por
concursante? Venga ya, mamá. Tienes que mirar tus libros de consulta, fijo que
eso es ilegal.
Mamá negó con la cabeza, fingiendo una sonrisa. Diana
puso los brazos en jarras.
-Scott-me llamó papá-, sabes que yo pasé por algo
parecido. Puedes hablar conmigo. Lo entenderé-me prometió. Asentí con la
cabeza, puse los ojos en blanco.
-Sí, papá, ya lo sé. No me pasa nada, sólo estoy
cansado, eso es todo. Ya sabes lo que es que te tengan ensayando día y noche.
Mis padres se mordieron el labio.
-Diana… ¿te importaría…?
-Claro. Sobro. Lo capto, yo, eh… me voy a ver… a quien
sea. Bueno, adiós-respondió la americana, girando sobre sí misma y
apresurándose a marcharse antes de que la bomba explotara y la pillara
demasiado cerca.
-Ahora en serio, S. No hay nadie escuchándote, ¿cómo
estás?
-Estoy bien, mamá, en serio.
-¿Y con Eleanor? ¿Estáis bien?-insistió papá. Clavé
los ojos en él y empecé a construir la muralla. Quise gritarle estoy de puta madre, ¿no me ves?
-Sí, ¿por?-fingí que no me daba cuenta de a qué se
refería, aunque sospechaba que se habían percatado de mi intento de beso y
nuestro intento patético de reconciliarnos antes de que las luces terminaran de
encenderse del todo.
-No sé… como dijisteis que no…-empezó, y yo le corté.
-Ya, bueno. Lo hablamos, y nos pareció que sería lo
mejor.
-¿Lo hablasteis?-refutó, incrédulo.
-Ahora no quiero hablar de eso, papá-gruñí-. No
necesito que nadie me hurgue en la herida; bastante me escuece ya.
-Scott…-mamá estiró la mano para ponérmela en el
hombro, pero yo di un paso atrás.
-Me acabo de acordar de que me habían pedido que fuera
a hablar con Simon después de la actuación-mentí-. Tengo que…
-No nos hagas esto. Apenas te vemos cinco minutos en
una semana. No nos los recortes-me pidió papá. Lo fulminé con la mirada.
-No me obliguéis a recortarlos.
-Enfádate conmigo todo lo que quieras, ya estoy más
que acostumbrado a que me detestes-respondió él, poniéndose una máscara de
indiferencia para un velado dolor que no se me escapó-, pero tu madre no se
merece…
-Es que bastante tengo con que me recuerden
constantemente que no estoy con Eleanor aquí dentro, tratándome como un puto
trozo de carne que hay que vender al mejor postor, como para que ahora vengáis
vosotros también y me…
-No le hables así a tu padre-rugió mamá-. Que él fuera
infiel cuando tenía tu edad no te da derecho a tratarle como le tratas. Tu
padre no te puso los cuernos-espetó-, lo hizo la impresentable con la que
salías-me quedé callado, mirándola-. Estoy harta de que le trates como basura
cuando…
-Sher, déjalo…
-… todo lo que tienes es gracias a él. Todo lo que tenemos es gracias a él. Le debes la
vida; tenle un poco más de respeto.
Me mordisqueé el piercing, mamá me estrechó entre sus
brazos y papá se unió a nosotros, convirtiéndonos en una especie de donut
gigante del que no podía ni quería salir.
-Siento que Jesy te trate así-me susurró papá en el
oído antes de darme un beso en la sien.
-No es culpa tuya, papá.
-Sí que lo es. Te pareces a mí, y ésa es razón suficiente
para que ella te odie. No pretendía disgustarte con lo de Eleanor, yo… sólo
quiero asegurarme de que estás bien. De que eres relativamente feliz, todo lo
posible.
-Y yo siento haberme puesto así contigo, papá. Es que…
no sé, duermo poco, trabajo mucho, me explotan aún más. Esto no era lo que yo
me esperaba. No me extraña que te largaras. Yo ni siquiera habría escrito nada
en Facebook.
Papá se echó a reír.
-Chaval, ¿tengo yo cara de haber sido abogado en mi
vida? Me casé con una-tomó a mamá de la cintura-, pero eso no ha hecho que
aprenda absolutamente nada. Y, si de verdad te crees que alguien más joven de
37 años escribió eso, es que eres más tonto de lo que pensaba.
Me eché a reír, dejé que me revolviera el pelo y les
pregunté por las chicas. Me dijeron que Duna no dejaba que Shasha o Sabrae se
metieran en mi cama sin haberse duchado antes, porque “podían contaminar el
olor con sus colonias”, que organizaban fiestas de pijama en mi habitación,
revolvían en mis cajones y se tumbaban en el suelo para dejar que el aroma de
mi ropa metida en el armario e inundara la habitación, que Sabrae me había
quitado la almohada y dormía abrazada a ella; Duna se estaba aprendiendo de
memoria el libro que me había roto (aunque se ponía guantes para no estropearlo)
y Shasha estaba intentando encontrar la manera de piratearme la Xbox y que
leyera también juegos de playstation.
-Pero yo no te he dicho nada, se supone que es una
sorpresa-dijo mamá en tono confidente, mientras papá hablaba con Louis y
Eleanor. La recorrí con la mirada; habían echado a un señor mayor que sonaba
muy parecido a Stevie Wonder, y con el que ella se había llevado muy bien, por
lo que, cuando anunciaron que el hombre se iba, Eleanor había ido corriendo a
cambiarse para cantar Faith, de Stevie
Wonder y Ariana Grande: se había puesto un peto ancho encima de una camiseta a
rayas blancas y negras, le habían soltad el pelo y se había subido a unas cuñas
azul marino con flores rosas, y había demostrado lo que podía hacer en el
escenario sin apenas ensayar, sólo ella, su voz y su compañero.
Y se me había caído la baba. Un poco. Tommy me frotó
la mandíbula y me dijo que guardaría mi secreto, cabrón de mierda.
-Ella te quiere.
-Lo sé, mamá.
-Y no se avergüenza de ti.
-Pues bien que lo disimula.
-Estar con alguien importante y querido también es un
instrumento de presión, ¿sabes? Si supieras la cantidad de cosas horribles que
tuve que leer cuando aparecí por primera vez con tu padre… me dieron ganas de
esconderme hasta que tú tuvieras 20 años-me acarició los hombros-. La gente
puede ser muy cruel si le quitan algo que desea.
Tragué saliva y asentí con la cabeza; me tuve que
despedir de ella cuando pasaron a mi lado y me recordaron que dentro de poco
nos darían un poco más de comida; nos moríamos de hambre siempre que había
actuación, porque entre los nervios y lo pronto que servían la cena, apenas
podíamos comer nada. Me comí a mi madre a besos y dejé que ella me comiera a
mí, me abracé fuerte a mi padre y les prometí que, si me sentía mal, les llamaría,
sin importar la hora. Les pedí que les dijeran a las chicas que las quería, y
me reuní con Tommy, Eleanor y Diana, que ya estaban esperando para entrar a
cenar. Los Payne se separaron al poco, y pronto sólo esperábamos por los Horan.
Un par de figuras totalmente dispares surgieron entre
la multitud, y Diana se puso tensa. Tommy le cogió la mano y negó con la
cabeza.
-Diana-llamó la persona más alta, tanteando el
terreno. Diana se mordió el labio con más fuerza y juntó los pies, a punto de
echarse a temblar.
-Ve-animó Tommy.
-No quiero…
-No pueden hacerte nada. Estoy aquí. Yo cuidaré de ti.
-Tommy…-suplicó Diana, en un tono que no le había
escuchado jamás. Eleanor la miró con tristeza, sin atreverse a decir nada.
-Ve-insistió Tommy, empujándola sutilmente en
dirección a Harry y Noemí. Diana dio un paso, vacilante, se volvió; dio otro,
otro más, un par más, y se quedó plantada en la zona despejada, que se vaciaba
a pasos agigantados. Vi por el rabillo del ojo cómo los padres de Tommy se
detenían y se quedaban apartados en una esquina, vigilando: Louis, con las
manos en los bolsillos; Eri, con los brazos cruzados, dispuesta a entrar en
acción.
Harry y Noemí salvaron la distancia que les separaba
de su hija, la miraron y le sonrieron. Harry depositó un beso en la mejilla de
Diana; Noemí la abrazó, pero Diana se limitó a quedarse allí plantada, sin
hacer ni decir nada, como un cervatillo asustado que se limita a mantenerse
estático mientras los lobos le olfatean, decidiendo si le arrancan el pescuezo y
no.
-Hola, cariño-sonrió Noemí, y Diana la miró-. Has
estado espectacular esta noche.
-No sabíamos que pudieras cantar así. Has mejorado la
raza-Harry le tocó la mejilla, Diana lo miró con ojos vacíos.
-Sí… supongo. Gracias. Yo… tengo que irme, me están
esperando.
-Claro-Harry asintió, alzando las manos.
-Sólo queríamos decirte que nos vamos a quedar en
Londres por una temporada.
-¿Dónde?-espetó Diana, sin poder creérselo.
-Bueno, Zayn nos ha ofrecido su piso del centro, así
que… nos pareció que sería una buena idea. Así lo tendremos más fácil para
venir a verte cada semana.
-Creímos que te haría ilusión.
Diana asintió, un movimiento automático, sin
intención.
-Ajá-consiguió articular. Miré a mis padres, alcé las
manos, ¿qué cojones os pasa? ¿Sabéis lo
que le dijeron?
-Oye, respecto de lo que dijimos el otro día…
-Queríamos pedirte perdón-atajó Noemí-. Estábamos
enfadados y no queríamos decir lo que dijimos. No creemos que seas…
-Ay, dios-gimió Tommy, pasándose una mano por la cara.
-… un monstruo. Eres muy buena chica, a la que le han
pasado cosas malas, y debes saber que te queremos…-Diana estaba mirando a su
madre como si estuviera ciega, o como si Noemí fuera un alienígena, o las dos
cosas al mismo tiempo-. Y que estamos muy orgullosos de ti.
-Sí, mi niña: sabes que eres nuestro sol. Queríamos
protegerte, por eso nos pusimos tan duros contigo. Te queremos más que a nada,
te echamos muchísimo de menos-añadió Harry, y Diana asintió con la cabeza.
-Ya, bueno… debería irme ya-nos señaló con el pulgar
por encima del hombro-. Nos van a dar la cena.
-Genial, ¿te vemos la semana que viene?
-Em… voy a estar aquí-Diana se encogió de hombros-.
Supongo. Si queréis venir.
-¿Te hace ilusión que vengamos a verte?-insistió su
madre. Diana se miró los pies.
-Yo no tengo control sobre vosotros. Podéis hacer lo
que queráis-se encogió de hombros, se aferró a las mangas de su chaqueta,
asintió con la cabeza, los miró a los ojos un segundo (lo que se atrevió, no
tenía valor para más), y murmuró tímidamente-: bueno… adiós.
Se giró sobre sus talones y se apresuró a volver con
nosotros. La cara de Harry era un poema, pero Noemí estaba mil veces peor.
Parecía a punto de echarse a llorar, y su marido lo notó.
-Diana-la llamó, y la americana se giró, temerosa-. ¿No
le das un beso a tu madre?
-Ay, dios-repitió
Tommy, tapándose la boca, el otro brazo rodeándole la cintura, cuando notó el
cambio de humor de Diana. La americana se estiró cuan larga era, se enderezó
como si fuera un palo, y espetó, con asco:
-¿A mi madre?-escupió,
mirándolos a ambos-. A mi madre ya le he dado un beso, ya he hablado con ella y
ya me ha preguntado cómo estoy. Mis
padres ya se han preocupado por mí, no por quedar bien conmigo.
-No nos hables así, Diana-exigió Noemí, aunque su tono
duro no lo fue bastante, se escuchaba su corazón rompiéndose más allá de sus
cuerdas vocales-. Somos tus padres.
¿Mis padres?-repitió Diana, y se echó a reír-. Tú no
eres mi madre, Noemí-espetó, y vi el horror en las caras de las demás madres
allí presentes: Eri, Alba, Vee, mamá. No sabía cómo reaccionaría mi madre si yo
alguna vez le dijera que no la consideraba tal-. Mi madre estaba ahí cuando la
necesitaba y me defendió cuando me llamaron monstruo. Mi madre es Eri, no
tú-sentenció.
-¡Diana!-recriminó Harry, cogiendo a Noemí y
abrazándola contra su pecho, acariciándole los hombros y conteniendo sus
sollozos.
-Harry-respondió ella, fría como un carámbano-. Nos
sabemos nuestros nombres; vivimos en continentes diferentes, creo que ya es
hora de que dejemos de fingir que nos importamos los unos a los otros. Quedaos
en Londres si queréis: es una ciudad preciosa, y merece la pena ver el
espectáculo. En este programa hay gente muy buena. Incluidos nosotros.
Diana se volvió otra vez hacia nosotros, expulsó el
aire de sus pulmones y se apresuró a atravesar las puertas oscilantes. Miré una
última vez por encima del hombro antes de seguirla, sólo para ver cómo Harry y
Noemí lloraban en silencio, abrazados, ante lo peor que le puede pasar a un
padre: que su hijo reniegue de él, olvidando el nombre que le dio al nacer y
recuperando el que todo el mundo usa para referirse a su persona.
Como en una pesadilla en la que no te das cuenta de lo
que estás haciendo hasta que llevas un tiempo haciéndolo, eché a correr tras
los demás, siguiendo los pasos de Diana, a quien encontramos sentada en el
suelo, la cabeza enterrada entre las manos, sus hombros convulsionando en sus
sollozos. Tommy se arrodilló a su lado, le acarició el pelo, le besó la cabeza.
Esperamos pacientemente a que se calmara, y por fin, los ojazos verde selva de
Diana, enrojecidos por el llanto, asomaron entre sus manos. Tommy le dio un
beso en los labios.
-Estoy enamorado de ti-le dijo.
-He hecho algo horrible, Tommy-respondió ella, la voz
rota y ronca. Él negó con la cabeza.
-Puede, pero no hay herida que no cure, aunque deje
cicatriz.
-Vamos, cariño-Layla le tendió la mano-. Vamos a cenar
algo. Te sentirás mejor con el estómago lleno.
La ayudamos a levantarse, le dimos mimos y le hicimos
cosquillas, todo con tal de conseguir que la extranjera del otro lado del
océano se riera y se olvidara. Para cuando aparecimos en el comedor, todo el
mundo estaba ya dando buena cuenta de una cena tan variada como copiosa: el día
después de la gala era el único en que podíamos quedarnos despiertos hasta
tarde, porque al día siguiente no teníamos que madrugar.
Habían tenido el detalle de dejarnos sitios libres,
juntos. Nos colocamos de forma aleatoria; Taraji retiró una chaqueta que había
dejado a su lado para que me sentara a su lado.
-No tenías que guardarme el sitio-respondí, pero ella
se encogió de hombros.
-Así te separo un poco de Tommy.
-¿Qué pasa, tienes celos?-me burlé, y ella negó con la
cabeza. Esperó a que una sombra tras de mí se sentara.
-En realidad, me apetecía veros sentados juntos de una
vez-contestó. Me giré y miré a Eleanor, que cogía una pechuga de pollo rebozada
de una de las bandejas plateadas del centro de la mesa. Sus ojos se encontraron
con los míos; se le encendieron las mejillas y volvió a mirar rápidamente su
primer plato.
Fruncí el ceño y miré a Taraji.
-¿Por qué…?
-Sé que estáis saliendo-admitió, cogiendo un poco de
lechuga.
-Nosotros… no… ¿de dónde has sacado eso?
-De mis ojos, Scott-alzó una ceja y mordisqueó un
trocito de zanahoria, señalándonos a los dos-. No hace falta ser un lince para
ver que estáis locos el uno por el otro-respondió-. Pero no te preocupes: os
guardaré el secreto… mientras queráis mantenerlo-se encogió de hombros, y se
volvió para rebatir alguna tontería dicha por los chicos del concurso, a
quienes parecía que pagaban por decir estupideces.
Miré su espalda un instante antes de sacudir la cabeza
y empezar a servirme croquetas; no podía que el pensamiento que reverberaba en
mi interior se quedara allí mucho tiempo: me daba miedo que echara raíces.
Nos guardarás el
secreto mientras queramos… o hasta que ya no haya secreto que guardar.
Tommy fue el que abrió la
puerta de nuestra habitación cuando alguien llamó con cierta timidez mezclada
con decisión. Yo estaba mirando las historias de Instagram y los snaps de
Sabrae (en los que aparecía, el 90% del tiempo, también Alec), por lo que ni me
molesté en moverme cuando se escuchó el golpe de nudillos. Tommy había dejado
su granja apartada y se encaminó a la puerta en silencio.
Me di cuenta de lo mal que estaban las cosas cuando
escuché su voz y no moví un músculo.
-Hola-saludó Tommy.
-Hola-respondió Eleanor, nerviosa-. ¿Está Scott?
Tommy se hizo a un lado para permitir a su hermana
entrar en la habitación, y asomarse a la esquina frotándose las manos con
ansiedad. Chad dejó de escribirle mensajes a Kiara y Aiden; Layla levantó la
vista del videojuego al que jugaba, a pesar de tener auriculares, y Diana se
quedó callada, mordisqueándose la uña del pulgar, dejando a medias el relato de
nuestra actuación para Zoe.
El único que no se inmutó fui yo. Tommy se tumbó a mi
lado en la cama y me dio un codazo, como diciéndome no seas gilipollas, tu novia ha venido a verte. Aparté un poco el
móvil para mirarla.
-Scott…
-Ahora no me apetece follar, Eleanor-escupí. Tommy
puso los ojos en blanco y me dio un manotazo en el vientre, al que yo respondí
arreándole una patada.
-¿Tienes un…?
-Estoy cansado.
Eleanor se quedó allí plantada, sin saber qué hacer.
Su mirada desvalida hizo que me entraran ganas de levantarme.
-Te voy a quitar la melanina a hostias-me prometió
Tommy, olvidadas sus cosechas de calabazas y ajos puerros-, si no la acompañas.
A ver cómo vendes si te vuelves albino.
Puse los ojos en blanco, me levanté, me coloqué bien
los pantalones de chándal y me pasé por los hombros una camiseta. Hice un gesto
con la mano en dirección a la puerta y dejé que Eleanor pasara delante de mí.
-Buen chico-aplaudió Tommy, irónico. Le hice un corte
de manga.
-Bueno, ¿qué querías?-inquirí nada más cerrar la
puerta de la habitación, cruzándome de brazos. Eleanor se mordió el labio.
-Quiero hablar, pero no podemos hacerlo aquí.
-¿De qué quieres hablar?
Suspiró, pasándose una mano por el pelo.
-No quiero romper, Scott.
-¿Romper? ¿Romper qué?-espeté, hiriente-. Tú y yo no
estamos juntos. Ninguno de los dos tiene pareja, ¿recuerdas? Se lo dejaste bien
claro a June.
-¿Vendrás conmigo y me escucharás, por favor?-me
pidió, pasándome una mano por el brazo. Me miró a los ojos y yo me resistí a dejarme
arrastrar por lo bonitos que eran, lo grandes, lo transparentes: podía leer sus
emociones en el fondo de aquellas piscinas de chocolate como si estuvieran
escritas en letras mayúsculas, negrita y cursiva.
-Odio esto-murmuré para mí.
-Lo sé. Yo también.
-¿Tú también odias que te quiera tanto que no pueda
decirte que no? ¿Que no pueda apartarme de ti por mucho que me restriegues por
el fango?-ataqué. Eleanor se relamió los labios, me miró la boca, se puso de
puntillas y me besó. Eso acabó con todo reducto de resistencia que pudiera
encontrarse.
-Sígueme-dijo, cogiéndome una mano, tirando de mí-.
Por favor.
Hice lo que me pedía, medio a regañadientes, medio
solícito: una parte de mí quería arreglar las cosas, la otra quería meterse en
la habitación y dejarla sola. ¿No quería proclamar su soltería? Pues que la
disfrutara.
Me condujo hasta una puerta cerrada en la que
introdujo una llave. Me zafé de su abrazo y di un paso atrás.
-Te he dicho que no quiero follar, Eleanor. Estoy
harto. Harto de que hagamos siempre lo que tú quieras, de que tenga que estar
disponible las 24 horas del día para ti, de que no pueda besarte cuando me
apetece. No quiero seguir así. No estoy haciendo nada malo, ¿por qué tengo que
esconderme?
Eleanor se volvió, la luz de sus ojos apagada de
repente.
-Porque tú no eres malo, Scott: es el mundo el que lo
es. Tenemos que protegerte.
Abrió la puerta por fin y la empujó despacio. Dentro
de una habitación en la que se intuía el polvo de meses cerrada y sin limpiar,
había un colchón tirado en el suelo, una manta robada de alguna habitación de
las nuestras (reconocería ese color azul grisáceo en cualquier parte) y unas
cuantas velas. En una esquina, encima de una caja dada la vuelta a modo de
mesa, había botellines de cerveza metidos entre hielo en un pequeño cubo, fruta
y…
… madre mía…
… ¿eso era tortilla?
Hacía semanas que no veía una. Siempre se acababan: en
cocinas hacían una y, debido a que éramos cinco, nunca llegábamos a tiempo de
recibir algún bocado.
-¿Qué es esto, El?
Ella se sentó en el colchón, las piernas cruzadas como
una cadena de ADN.
-La señal de que vengo en son de paz. Siéntate
conmigo-dio unos toquecitos en el colchón, y yo obedecí. Se levantó en cuanto
yo me senté y fue a por la comida. Me puso un plato de plástico sobre las
rodillas y dejó la tortilla en medio de nosotros dos.
-¿De dónde…?-empecé, señalando el plato y cogiendo un
trocito con el tenedor.
-Le pedí a Trevor que me la guardara-explicó. Trevor
era el hombre al que acababan de expulsar esta misma noche-. Hoy no le apetecía
salir a ver a su familia; dijo que ya tendría tiempo de estar con ellos a
partir de mañana.
-Es un buen tío-susurré.
-Sí-asintió ella, masticando. Comimos en silencio un
poco más. Nunca pensé que estar a solas con ella pudiera llegar a ser tan
incómodo. En 15 años que hacía que la conocía, jamás me había sentido como si
el aire que compartíamos me pesara sobre la espalda.
Dejé a un lado mi plato, y la miré. Ella hizo lo
mismo, cautelosa. Apenas estaba probando bocado. Yo estaba comiendo
compulsivamente, más por tener una excusa para permanecer callado que por estar
disfrutando de la tortilla: no era, ni de lejos, tan buena como la que hacía
Tommy, ya no digamos su madre; sabía a poco, a plato precocinado, de esos que
compras en el supermercado y sólo tienes que meter en el microondas durante un
minuto. Y, además, no tenía hambre. Había comido más bien poco, pero tenía el
estómago cerrado.
-No tenías por qué…
-Quería hacerlo-Eleanor se alisó los pantalones-. Te
lo debo. Es lo menos que podía hacer, después de estas dos semanas…
-Han sido intensas-asentí. Ella hizo lo mismo,
mirándome el piercing, que me estaba mordiendo por tener la boca ocupada.
-Scott…
-No-la corté. Ella suspiró.
-Tengo que decirlo. Lo siento-susurró, cogiéndome una
mano-. He sido muy injusta contigo estos quince días… pasando de ti cuando hay
gente y yendo a buscarte cuando nadie más puede vernos. No debería haber hecho
lo que hice en la gala. Fue egoísta, y lo lamento.
-Da igual-respondí, encogiéndome de hombros,
soltándome de su mano y cogiendo más tortilla.
-No, no da igual. Sé que lo estás pasando mal, y gran
parte de la culpa la tengo yo. Te estoy poniendo muchísima presión encima…
-Eleanor, en serio, da igual. No quiero hablar de eso
ahora.
-Entonces, ¿cuándo vamos a hablarlo, Scott?
-Por mí, no hace falta que lo hablemos.
-¿Qué quieres decir?
-Creo que lo mejor sería que… fuéramos cada uno por
nuestro lado-espeté, sin poder creerme lo que estaba diciendo-. Tú haces lo que
quieras, y yo… bueno, yo estaré por aquí, supongo. No me apetece estar con
ninguna chica de por aquí.
-¿Cómo puedes decir eso?-inquirió, herida. La miré.
No debería hacerlo, igual que no debería haber dicho
lo que acababa de decir.
Pero lo hice de todas maneras.
Sus ojos refulgían en la tenue luz de las velas y la
bombilla sucia y envejecida del techo. Estaba a punto de echarse a llorar.
Tommy no me perdonaría esto, pero qué más daba que Tommy no me perdonara, si yo
me daba asco por lo que le estaba haciendo, y por permitirle hacernos lo que
ella nos había hecho.
-No puedo seguir así, El. Esto es una mierda. Ya me
escondí una vez, y fue lo peor que pude hacer en mi vida. No quiero tener que
mirar por encima del hombro por si viene alguien cada vez que quiero darte un
beso. No quiero sentirme como si… como si me utilizaras cada vez que quieres
sexo. Hemos llegado a un punto al que yo nunca pensé que llegaría. Incluso con
todas las otras chicas con las que estuve sentí más conexión que cuando
nosotros lo hacemos. Es como… como si nos masturbáramos con el cuerpo del otro,
¿entiendes?-ella tragó saliva-. No puedo volver a ser ese Scott. Me convertí en
ese Scott porque estaba herido; herido de muerte, y entonces llegaste tú, y me
curaste, y ahora… ahora me estás matando, Eleanor. Necesito sentir que pinto
algo en esta relación-le dije-. Porque, no sé si te das cuenta, pero tú eres la
que lo decides todo: cuándo nos besamos, cuándo empezamos, cuándo terminamos,
cómo lo hacemos, dónde lo hacemos… ¿qué cojones pinto yo?
-Tú lo pintas todo, Scott-respondió, herida. Me apoyé
en los codos y clavé la mirada en la puerta. Se pegó a mí, me acarició el
pecho, yo no me moví-. Scott. Scott, mírame-lo hice, otra cosa que no debería
haber hecho, pero que hice de todas maneras-. Tú eres quien me hace decidir. El
que hace que tenga ganas de besarte. El que hace que empecemos. El que me
cabrea hasta hacer que quiera engañarme, y decir que te odio, o peor, que ya no
te quiero. El que es adorable y hace que le eche tantísimo de menos que me
duela en el alma estar un minuto más sin él. Yo seré el efecto, pero tú eres la
causa. El relámpago viene después de que las nubes choquen.
Observé la perfecta forma de su perfecta cara, en
contraste con aquella sucia e infernal habitación, ella parecía una estrella
que brillaba como la más hermosa del firmamento, la que no podías meter en una
constelación de tan perfecta e importante como era: sería demasiado injusto
para todas las demás.
-He hablado con Tommy, y me ha explicado cómo te
sientes. Yo… creía que era lo que querías. Sexo sucio, sin amor, para no
recordarte lo que tenemos que esconder. Yo te quiero, Scott-me cogió la cara
entre las manos-, te quiero incluso cuando lo estamos haciendo fuerte, y nos
estamos haciendo daño porque queremos hacernos
daño, que el otro sufra… te quiero hasta cuando parece que te estoy usando para
masturbarme. No era mi intención hacerte sentir como un objeto.
Mi mano le acarició la cintura, un rayo de esperanza
que se asomaba entre las nubes.
-Entiendo que quieras dejarlo, y lo respetaré si es
porque ya no me quieres. Pero si me quieres, aunque sea sólo un poquito, ten un
poco de paciencia. Un segundo más de paciencia. No te pido más. Te prometo que
te lo compensaré. Lucharé todo lo que has luchado por nosotros. Lucharé por los
dos, si tú te cansas. Déjame sólo porque tú ya no me quieras o ya no te
apetezca estar conmigo. Por el resto… me esforzaré. Te lo prometo.
-Esto es una mierda-susurré.
-Debería habértelo dicho. Joder, estoy tan
acostumbrada a esperarte que me pareció… dos meses no son nada… nada comparado
con 15 años-se mordió los labios-. No había caído en que tú jamás has tenido
que esperar por nadie.
Le acaricié el mentón, leyendo en sus ojos. Era como
si estuviera viendo mi vida a través de ella, como si fuera la cámara que graba
el plano de una película. Se inclinó un poco hacia mí, pidiéndome permiso. Le
acaricié la nuca y me acerqué a ella. Posó sus labios sobre los míos y la noté
sonreír, aliviada de que todo hubiera pasado.
-Me merezco que Tommy me rompa las piernas,
¿verdad?-inquirí, después de que nuestro beso se prolongara y de tumbarme sobre
el colchón y ella tumbarse encima para seguir besándonos. Eleanor se echó a
reír.
-Un poco.
-¿Por qué no me pegas cuando me pongo así de
tozudo?-quise saber. Ella se encogió de hombros, negó con la cabeza y sonrió.
-Es que estoy en contra del maltrato animal.
-Qué graciosita eres, ¿no, nena?-le di una palmada en
el culo y ella lanzó una exclamación. Se apartó el pelo de la cara y me miró.
-Entonces… ¿estamos bien?
-Estamos bien.
-Genial. Me gusta estar bien.
-A mí también. Estar bien está bien-reflexioné, y ella
se echó a reír, se acurrucó sobre mi pecho y dejó escapar un profundo suspiro.
-Tu padre es genial.
-¿Mi padre?
-Bueno, Tommy ya había hablado conmigo, pero después
de lo de esta noche y de que Zayn se acercara a preguntarme si estábamos bien…
yo me di cuenta de que teníamos que tener una charla.
-Espera, ¿mi padre… era de eso… cuando estabais tan
concentrados, estabais hablando de mí?
-¿De qué voy a hablar con Zayn si no, Scott? ¿De
tatuajes?-soltó-. ¡Como tengo tantos!
-¿Y qué te dijo?
-Fue súper gracioso-se sentó sobre sus piernas
dobladas y se apartó el pelo de la cara, capturando sus mechones detrás de la
oreja-. Me viene y me dice “¿qué tal con Scott?”, y yo en plan “bien”, y él en
plan “¿fijo?”, y yo en plan “sí, claro, bueno, ahí vamos”, y Zayn en plan
“vale, entonces, ¿por qué habéis dicho que no sois novios?” y yo-estiró la mano
con la palma hacia arriba, los ojos en blanco-, “no sé, Zayn, yo no soy la
primogénita y se supone que los primogénitos son los más listos de todos los
hermanos, mira a Tommy”-me eché a reír-, papá y Zayn se rieron, y de repente
Zayn se pone serio y me dice “Eleanor-estiró la espalda-, cuida de Scott. No le
pongas presión a mi hijo. Los Malik no funcionamos bajo presión”.
Y me empecé a reír.
-¿Te dijo eso?
-Así, tal cual, como te lo cuento.
-Los Malik no funcionamos bien bajo
presión-reflexioné, saboreando lo gracioso de la frase. Eleanor asintió con la
cabeza, divertida-. Parece que está hablando de una marca de coches.
Eleanor soltó una estridente carcajada.
-No nos compre si vive en la montaña; los Malik no
funcionamos bien bajo presión-me reí, y Eleanor rodó por el colchón, muerta de
risa-. Óptimos para viajes largos por la estepa inglesa; se recomienda no
usarlos una vez pasada la frontera con Escocia.
-¡Scott! ¡Para!
-Equipados con un amplio maletero y hasta seis
marchas…
-¡Scott!-se limpió las lágrimas de los ojos,
abrazándose a su tripa. Me puse encima de ella y besé sus risas según salían de
su boca; a algunas incluso no las dejé escapar.
-Tiene razón-reflexioné, y ella asintió con la cabeza,
acariciándome la mandíbula-. Tiene a un hijo gilipollas que se pone borde
enseguida.
-Es parte de tu encanto-reflexionó. Me dio un
toquecito en la nariz. Volvimos a besarnos, la cogí de la cintura, insistente.
-Eleanor…
-Por favor-gimió-, dime que te apetece, porque me está
entrando un calor…
Sonreí en su boca, acariciando su lengua con la mía.
-Voy a quitarte la ropa, y luego te voy a poner encima
de este colchón que tan inteligentemente has puesto aquí, y te voy a hacer el
amor, y luego… ya veremos qué hacemos luego.
-Dormir juntitos-me pidió, ya peleándose con mi
camiseta-. Echo de menos despertarme y que lo primero que vea sea tu cara.
-Ahora, vosotros dos
solos-ordenó Tommy, recostándose contra la pared. Miré a Chad y él me miró a
mí, asentimos con la cabeza, haciéndole saber que estábamos listos. Tommy
también asintió, cerró los ojos un segundo.
-La miré-pronunciamos,
y Tommy repitió su asentimiento, haciéndolo más profundo esta vez-, me… gustó-dije yo.
-Gusté-dijo
Chad, y los dos nos miramos, confusos. Tommy balbuceó algo en español.
-Thomas-dijo Scott-, en inglés.
-Cierto, perdón. Vale, C, no pasa nada; es normal que
lo confundas. En español, cuando algo te gusta es la cosa lo que está haciendo algo. Tú no haces nada. Es como… una
rosa. Una rosa te parece bonita, pero
porque ella es bonita, ¿entiendes?
Chad asintió con la cabeza.
-Genial. Vale, eh… ¿volved a empezar?-sugirió. Chad y
yo asentimos, resueltos.
-La miré, me
gustó, me aserqué…
-Acerqué-corrigió
con paciencia Tommy-. Suena como si tuviera z. El mismo sonido que theory.
-Acerqué-repetimos,
dóciles-, la invité-Chad me miró y
yo le miré a él-. No me acuerdo de cómo se dice let’s dance-susurré.
-Bailemos-gritó
Layla desde la ducha. Scott se rió y se frotó la cara.
-Madre mía, nos echan esta semana-bufó sonoramente y
Tommy le lanzó una mirada envenenada.
-Habría que ver cómo lo haces tú en francés, Scott.
-Yo el único francés que sé es el único que voy a
necesitar en toda mi puta vida: crêpes,
chocolates y voulez-vous coucher avec
moi.
-Dile eso a una
francesa, a ver qué te contesta.
-Diana, tú que conoces francesas, ¿no están muy salidas?
-Hay de todo-respondí, y me giré hacia Tommy-. ¿De
verdad tenemos que aprender lo que significa toda la canción en español y poder
traducirla? Chad y yo haremos las partes en inglés, no veo por…
-Todos tendremos que hacer las partes en español cuando
las dos bandas están cantando, y no quiero que hagáis el desastre que hizo
Justin Bieber cuando hizo el remix de Despacito.
Si no sabes lo que estás diciendo, es imposible que lo pronuncies bien.
Bastante vamos a tener con que Scott la cague…
-No la voy a cagar-cortó Scott-, yo hablo español
bien.
-Eso es lo que te he hecho creer toda tu vida, Scott,
pero que yo te entienda no quiere decir que estés para irte a traducir el
Quijote.
-¿Qué me estás contando, tío? Si hasta me he aprendido
trabalenguas-Scott empezó a escupir sonidos rápidamente que yo no alcancé a
comprender, y Tommy puso los ojos en blanco.
-Con esa mierda no vas a conseguir nada.
-Tampoco tú con tu mierda de cara, pero por lo menos
te las has arreglado para que nadie te la parta.
Tommy cogió la almohada de la habitación que compartía
con Layla, se levantó, se sentó a horcajadas encima de Scott y la apretó contra
su cara. Scott empezó a revolverse, le dio patadas, puñetazos y arañazos, pero
Tommy se mantuvo estoico, hasta que Scott finalmente se limitó a hacerle un
corte de manga, luego dejó caer las manos a ambos lados de su cuerpo. Tommy
esperó un par de segundos más. Finalmente, separó la almohada de su cara y
estudió la mueca moribunda de Scott: los ojos bizcos, la lengua fuera de la
boca, contraída esta última en un gesto horrendo.
-Scott-Tommy le pellizcó la mejilla.
-Déjame-dijo él, intentando mover lo menos posible los
labios-. Estoy muerto, tú me has matado. Que pese sobre tu conciencia.
-¿Vas a dejar de hacer el gilipollas? No estoy para
tus tonterías.
Scott no respondió, así que Tommy estiró la mano.
-Como me toques el piercing, te puto mato-aseguró
Scott, mirándole a los ojos, clavando en su pecho un dedo acusador. Tommy no
hizo caso, siguió estirando la mano, y le tocó el pequeño aro negro. Scott le
soltó una bofetada y empezaron a pelearse, hasta que se cayeron de la cama y se
empezaron a reír, histéricos.
Llevaban así de caseros e insoportables desde que
Scott había llegado tarde de dormir con Eleanor, y Tommy le había dado un
puñetazo en el estómago, sin miramientos, para decirle después:
-Esto por preocuparme, la madre que te parió, ¿no
podías llamar? Y ahora tira y vístete, que tengo hambre. Como se hayan acabado
los cereales con chocolate, te asesino.
Por suerte para Scott, y también para el grupo, los
cereales con chocolate no se habían terminado. Así que Tommy no tuvo que
mancharse las manos con la sangre de Scott.
Justo después de desayunar, nos habíamos encerrado en
la habitación para decidir qué canción cantaríamos. Después de que mis
propuestas de hacer canciones de Shakira fueran rechazadas porque “eso de hacer
mitad en inglés y mitad en español es una cochinada”, Scott espetó, a modo de
broma:
-Deberíamos hacer Reggaeton
Lento, y que Jesy vea qué fans más dedicados somos.
Laya y Tommy se lo quedaron mirando con los ojos muy
abiertos.
-¿Qué?-inquirió él. Chad también clavó los ojos en él.
Scott nos miró a Chad y a mí-. ¿No lo… no lo estaréis pensando en serio?
¡Estaba de coña!
-Ha sido la mejor idea que has tenido en toda tu
vida-le dijo Chad.
-17 años esperando este momento: que te funcionara por
fin la neurona-celebró Tommy. Scott abrió la boca, la cerró, volvió a abrirla y
volvió a cerrarla.
A partir de entonces, mi vida se convirtió en un
infierno que nada tendría que envidiar a la de los esclavos de los campos de
algodón (salvo, quizás, por los latigazos): iba de las clases de canto a los
ensayos, de los ensayos a las prácticas con la canción, y de las prácticas
pasaba a las clases exprés de español con Tommy.
Había descubierto que detestaba el español con toda mi
alma. Ya ni siquiera me ponía cachonda escuchar a Tommy hablando en ese
puñetero idioma. Me apetecía darle un golpe en la cabeza para que se le
olvidara. Qué sufrimiento de vida.
A esta espiral de tortura debíamos añadirle las 30
veces (sí, 30) diarias que Layla nos ponía la canción, versionada por la misma
banda que la había hecho y Little Mix. Habían conseguido que me volviera loca y
que quisiera ahorcarme con mis propios órganos vitales, todo con el pretexto de
que “puede que se nos quedara algo si la escuchábamos muchas veces”.
Sí, se me quedaría una esquizofrenia de ésas que te
terminan encerrando en un psiquiátrico.
-¿Podemos parar?-gimoteé, lastimera. Tommy se me quedó
mirando, calibrando las opciones. Si seguíamos insistiendo y yo me bloqueaba, o
Chad se bloqueaba, estaríamos jodidos. Mucho más que ahora.
Así que mi inglés asintió con la cabeza. Di un brinco,
le abracé, le di besos por toda la cara y le dije que le quería mientras Scott
ponía los ojos en blanco y llamaba a su casa. Retocé en la cama, feliz de que
aquella tortura tuviera un pequeño hiato en el que refugiarme, y cogí mi
teléfono. Tenía un mensaje de Kristen. Tengo
muy buenas noticias. Llámame en cuanto estés disponible, rubita.
-Scott-susurré,
pero él ya estaba hablando con su madre, de modo que me tocaba esperar. Le
mandé un mensaje a Kristen, preguntando qué era, pero no contestó. Debido a la
diferencia horaria con respecto a Nueva York, ella aún disfrutaría de un apacible
sueño mientras yo llevaba ya horas despierta, soportando una tortura
inaguantable. Tommy se tumbó a mi lado, inhaló el aroma de mi piel, me dijo que
lo estaba haciendo muy bien, y empezó a darme mordisquitos en el cuello.
Sus mimos eran el premio que obtenía cuando me ponía
tensa y no sucumbía a las drogas. Y ganaba ese premio muy de seguido,
últimamente.
-¿Cómo que no…? Es sábado, mamá. Ah, claro, ya sé
dónde puede estar. Descuida. Vale, diles a las demás que las quiero-se despidió
Scott-. A ti y a papá también. Voy a llamarla. Adiós. Adiós, mamá. Sí, no te
preocupes. Te llamaré si necesito cualquier cosa…-sonrió-. Yo también te echo
de menos, mamá. Bueno, adiós.
Scott colgó el teléfono, asintió con la cabeza y
empezó a teclear de memoria en su pantalla.
-¿A quién llamas ahora?-quiso saber Tommy.
-Adivina-respondió Scott, mordisqueándose el labio.
Tommy alzó una ceja, divertido.
-¿No estaba en casa?
-Ah, ah.
-¿Quién?
-¡Alec!-Scott se incorporó, se pasó una mano por el
pelo-. ¿Qué pasa, tío?
-Pon el altavoz-pidió Tommy. Scott tiró el móvil en su
colchón y escuché la risa entrecortada de Alec.
-… así que le debo diez pavos a Jordan por apostar por
Chasing the stars, tronco. Podríais haber superado a Eleanor.
-Ya, eso no va a pasar, creo-respondió Tommy-.
-¿Estás con mi hermana?-pidió Scott, mordiéndose el
piercing. Alec asintió.
-Sí, aquí la tengo, ¿la despierto?
-Ah, ¿que sigue dormida?
-Yo acabo de despertarme. Ya sabes, el cansancio de
mirar el amanecer, esas cosas-le siguieron murmullos-. Sabrae. Sabrae. Bombón.
Ah, con eso sí, ¿eh? Buenos días, nena. Ten, es para ti-una voz femenina,
somnolienta, balbuceó algo-. La teletienda. Coge el teléfono, venga.
-¿Qué…? ¿Para qué…?-más ruidos, del teléfono pegándose
a la oreja de la hermana pequeña de Scott-. ¿Sí?
-¿Qué pasa, pequeña, ya no quieres hablar conmigo
porque tienes otro hombre que te caliente la cama?
-¡Scott!-chilló Sabrae, y casi la vi dando un salto de
pura alegría-. ¡Creí que llamarías de tarde! ¿¡Cómo estás!?
-No tan bien como tú, parece-respondió Tommy, y él y
Scott se miraron y se echaron a reír. Me enterneció tantísimo oír la felicidad
en la voz de Sabrae al hablar con su hermano… me moría de ganas de tener eso
mismo. Quizás debería llamar a Zoe. Que esa perra se despertara y me diera
conversación.
La echaba de menos. Hablaba todos los días un ratito
con ella, un poco antes de irme a dormir, pero la conversación apenas duraba
porque yo estaba agotada y ella se conectaba a Skype entre clase y clase; otra
vez aquella maldita diferencia horaria desbaratando nuestras vidas.
-¿Por qué llamas? ¿Va todo bien?-quiso saber Sabrae,
algo preocupada.
-No, es que… quería oír tu voz-explicó su hermano.
-Oh-gimoteó Sabrae, seguramente mordiéndose la boca
para que su cara no estallara en una sonrisa que se la partiera en dos.
-¿Te limpio las babas, Saab?
-Te echamos de menos, S-respondió Sabrae, ignorando a
Alec-. Estás genial. Y… no le digas a mamá que he dicho esto, pero Jesy es una
verdadera zorra.
Tommy, Scott y Alec se quedaron callados.
-¿Sabrae? ¿Eres tú?-preguntó mi inglés.
-Sabrae, el icono feminista, diciendo zorra-respondió
Alec, aplaudiendo sarcásticamente-. Jamás pensé que viviría para ver este
momento.
-Cállate, Alec.
-¿No estarás… alienada?-inquirió Scott, y los otros
dos se echaron a reír.
-¡Eres gilipollas, Scott!
Me abracé a mis piernas mientras Chad tecleaba en su
teléfono, oyendo la conversación de los dos hermanos, envidiándolos a muerte
porque me habría encantado tener a alguien más aparte de Zoe que cogiera el
teléfono y celebrara mis atenciones con el entusiasmo con el que lo hacía
Sabrae.
Los chicos se miraron un momento, divertidos.
-Sabrae-cortó Scott a su hermana, que divagaba en un
tono somnoliento y que parecía ligeramente atemorizado-. ¿Alec te está comiendo
el coño?
Chad abrió muchísimo los ojos, se puso colorado y
volvió a su pantalla. Escuché a Layla resbalar en la ducha.
-¿Qué ha dicho Scott?-preguntó.
-Ten cuidado, no vayas a resbalar; se me cayó un poco
de espuma de afeitar antes-respondió Tommy, y Layla asomó la cabeza por la
puerta del baño, el pelo empapado y oliendo de nuevo a frutas.
-No-había contestado Sabrae en el transcurso de
aquella acción paralela.
-¿Sabrae? ¿Te crees que yo no he follado y hablado por
teléfono a la vez?
-Eres un puto vicioso-le acusó Tommy.
-Pues fue con tu hermana-contestó Scott, y Tommy
intentó meterle un dedo en el ojo, pero Scott le esquivó con la habilidad de
quien lleva haciéndolo años. Sabrae exhaló un sonoro suspiro.
-Sube, Alec. Nos ha pillado.
Se escuchó un golpe seco, probablemente Alec
tumbándose al lado de su chica no oficial.
-¿Es que no tienes vergüenza, chaval?-pinchó Tommy,
pues Scott levantaba los ojos al cielo y no daba crédito a lo que ocurría
-La tengo toda-replicó Alec-, porque no la gasto.
-No hace falta que lo jures.
-¿Qué tal en el programa?-quiso saber Al-. Sher dijo
que estabas un poquito irascible cuando te fue a ver.
-Me parece súper tierno que llames a mamá “Sher”, como
papá-comentó Sabrae en tono íntimo. Me imaginé a Alec acariciándole el hombro
desnudo antes de responder:
-Yo de ti no me acostumbraría, porque a lo que aspiro
es a llamarla nena y que me deje acostarme con ella, igual que tu padre.
-¡Eres un puto gilipollas, ni siquiera sé por qué
estoy liada contigo!
-Porque follo bien y la tengo grande, Sabrae,
¿necesitas más razones?
-Le dije un par de borderías a papá-admitió Scott-,
pero nada a lo que no esté ya acostumbrado.
-Ya, bueno, pues deberías controlarte un poco. Te
echamos de menos, bastante mal estamos sin ti, como para que ahora les trates
mal el poco tiempo que pasáis juntos, Scott-le riñó Sabrae.
-No puedo evitarlo, Sabrae.
-¡Me da igual! Deja a papá tranquilo-exigió-, es un
buñuelito de crema que se merece todo lo bueno de este mundo.
-Lo que tú digas, cría-Scott puso los ojos en blanco
-Al, ¿cómo están los demás?-intervino Tommy antes de
que la sangre llegara al río. Sabrae soltó una risita.
-¡Whitelaw!-ladró Scott-. Las manos quietas, si no
quieres que te las corte.
-¡Pero si no estoy haciendo nada, es ella, que es
tonta!-Sabrae volvió a reírse-. Tú cállate, que ahora tu hermano tiene
seguratas; como los mande a pegarme una paliza, estamos buenos.
-Alec no hace más que perder dinero por vuestra culpa;
ya me he comprado tres libros gracias a él. Mamá está que trina, en cualquier
momento me echa de casa-festejó Sabrae, plantándole un sonoro beso a su chico.
-¡Buah!-Alec bufó-.La mitad estamos sin blanca, porque
tenemos fe en vosotros; la otra mitad están forradísimos porque confían en
Eleanor para…
Llamaron a la puerta. Me tocaba abrir a mí. Me
arrastré por la cama, me recoloqué la camiseta de Tommy (esto de que te dejen
llevar su ropa porque eres su novia es una delicia) y fui a abrir. Me encontré
con el mismo gorila del otro día, que me miró desde sus nada desdeñables dos
metros de altura.
-Diana, vuelves a tener visita.
-Si son mis padres, no estoy interesada-respondí,
girándome hacia la habitación y sacándome el pelo de la camiseta.
-No son tus padres. Te interesa asistir a esta…-hizo
una pausa dramática, puede que por ponerme nerviosa, puede que para buscar la
parada adecuada-, reunión.
Me giré lentamente.
-¿Reunión?-repetí. Había una suerte de promesa
escondida en aquella palabra, un futuro prometedor aunque incierto al que había
que agarrar antes de que se escapara.
-Sí, reunión-el segurata sonrió. Me tomé esa sonrisa
como un consejo de que me arreglara, puede que la situación exigiera pinturas
de guerra. Levanté un dedo, pidiéndole que esperara, me fui al minúsculo
armario y me afané en sacar ropa con la que estar medianamente presentable.
Después de ponerme unos vaqueros oscuros que me alzaban el culo y una blusa con
escote en V que resaltaba el verde de mis ojos, me volví hacia Chad.
-¿Cómo estoy?
-¿Por qué no me lo preguntas a mí?-protestó Tommy.
-Porque ya no eres mi casero, así que sólo opinarías
como novio, y no te conviene decirme que voy mal-contesté, y Tommy se echó a
reír.
-¿Sinceramente?-meditó Chad, y yo asentí-. Con esa ropa
haces que no me entren dudas de que soy bisexual y no gay.
Layla me deseó suerte desde el baño mientras salía de
la habitación en pos del segurata, que me llevó por caminos diferentes hasta el
mismo lugar… o no. Nos metimos en un ascensor, subimos hasta la planta superior
del edificio, y desde allí, me hizo avanzar sola hacia una sala de reuniones a
la que se accedía por un pasillo acristalado colmado de cactus de diferentes
tamaños. Había otros dos guardaespaldas esperándome. Entré sin saludarles, consciente
de que una reunión de negocios requería de la presencia de Diana Styles, y no
de Diana, la de Chasing the Stars.
Mis labios se curvaron en una sonrisa macabra cuando
las puertas se abrieron y reconocí a los directivos que me habían prometido el
oro y el moro, la gloria y la inmortalidad, hacía apenas unos meses.
-Vaya, vaya-sonreí, burlona, acercándome a la gran
mesa de madera negra y sentándome frente a ellos. A sus espaldas, había unas
vistas preciosas de Londres, que se desplegaba ante mí como lo hacía la Quinta
Avenida bajo mis pies en mi preciado ático neoyorquino.
-Diana…
-¿Habéis venido a arrastraros?-quise saber, pasándome
el pelo de un hombro a otro y acariciándolo como si fuera un gatito. Las dos
mujeres y el hombre, todos trajeados y tristemente intentando resultar
impecables, se miraron entre sí.
-Hemos venido a ofrecerte un trato-dijo una de las
mujeres, que llevaba un traje rojo vino, empujando unos papeles hacia mí. Alcé
una ceja y me crucé de brazos, disfrutando del poder que nunca debería haber
perdido y que ahora regresaba a mí como un torrente recupera su cauce en
invierno. Me recliné en mi silla y crucé las piernas.
-No sé si estoy más interesada en un trato que en ver
cómo os arrastráis-señalé con la barbilla la pila de papeles-. ¿Qué es eso?
-El trato-respondió la otra mujer, con un traje azul
marino, entrelazando sus dedos de manicura perfectamente acabada. La comisura
de mi boca se curvó un poco más.
-Soy una mujer ocupada-dije, mirándome las uñas,
fingiendo un aburrimiento que para nada sentía. Me sentía como un tiburón que
detecta la sangre en la corriente en la que anda metido. La adrenalina de la
caza emponzoñaba mi cuerpo y me nublaba la mente-, entenderéis que no tengo
tiempo para leer…
-Queremos que vuelvas-cortó la Roja. Clavé mis ojos en
ella.
-¿Volver?
-Con nosotros.
-Caray, no sé qué le pasa a Nueva York últimamente-me
incliné hacia delante, ofreciéndoles una vista de mi escote que haría que a
cualquier tío se le cayera la mandíbula al suelo. Clavé los ojos en la silueta
de Nueva York, y, de repente, me di cuenta de que jugar a esto me estaba
encendiendo como una fogata en la noche del Cuatro de Julio.
Me imaginé abriéndome de piernas para Tommy en aquella
misma mesa, arrancándole la camisa y empujándole contra el cristal, bajándole
los pantalones y follándomelo como nunca contra aquellas espectaculares vistas,
nosotros dos, solos, inmortales, dioses al estar mezclados, dueños de un mundo
hermoso que no habíamos hecho nosotros pero que ahora nos pertenecía.
Puedo hacer que
nos pertenezca, me dije, degustando la frustración de los ejecutivos al no
poder controlar a una chica de 16 años que les daba ya mil vueltas.
-A Nueva York, no. Con nosotros, a la compañía. Al
desfile.
-Qué buena proposición, pero vosotros me echasteis y
me tuve que buscar la vida-me recosté de nuevo en mi asiento-. No puedo salir
de este edificio, estoy, literalmente, confinada aquí dentro. A no ser que
matéis a algún familiar mío-me encogí de hombros, abrazándome la pierna que
había pasado por encima de la otra-e, incluso entonces, quizás yo no saliera.
-Sí que puedes salir-respondió la Azul. La miré-.
Todavía no se ha cerrado la actuación en una gala de tu grupo.
Sonreí.
-Estoy escuchando.
-Lo que te proponemos es sencillo: tú desfilas para
nosotros, como si nada hubiera pasado, y nosotros ponemos el escenario para que
tu grupo actúe.
-¿Y qué más?
-¿Te parece poco?-respondió Roja, profundamente
ofendida, ni que me hubiera metido con alguno de sus bebés, o algo así-. Eres
una debutante, nunca has estado en los desfiles, te estamos ofreciendo volver a
pesar de tu falta de experiencia trabajando con nosotros, y de tu poca
disponibilidad…
-Precisamente mi disponibilidad es lo que me permite
ser selectiva y decir que, si no me dais más, ni de coña voy a aceptar estas…
hojitas-les di un manotazo y me levanté cuando volaron, dispuesta a marcharme,
marcándome el farol de mi vida.
Y ellos, gilipollas de ellos, mordieron el anzuelo.
-Es el mismo contrato que tenías cuando firmaste con
nosotros hace un par de meses.
-Hace un par de meses yo era una exiliada que
necesitaba desesperadamente la ayuda de gente como vosotros para mantenerse
relevante. Ahora, soy la Diosa de Nueva York, y la puta reina de esta jodida
ciudad. Buena suerte rellenando los asientos que voy a dejar libres en las
primeras filas del público; estoy segura de que los paparazzi notarán que
cualquier ballena desconocida a la que sentéis en mi sitio no es yo.
Me giré sobre mis talones y eché a andar hacia la
puerta.
-Diana.
-Como os he dicho, soy una mujer ocupada. Tengo que
ensayar. Si me disculpáis…
… agarré el pomo de la puerta…
… empecé a abrirla.
-Está bien, ¡está bien!-sonreí para mis adentros-. Pon
tú las condiciones.
Solté el pomo y me volví. Me paseé cual pantera hacia
sus asientos, me acomodé entre ellos, me senté sobre la mesa, entre el hombre y
la Azul, y crucé las piernas. Me recosté hacia atrás.
-Quiero el fantasy
bra.
Sus ojos casi
se salen de sus órbitas.
-No podemos-sentenció el hombre, hablando por primera
vez desde que entré en la sala-. Ya está asignado.
-Pues lo reasignáis.
-Eso nunca…
-No es mi problema, fuisteis vosotros quienes
vinisteis pidiendo; ahora os toca lidiar con las consecuencias. Los débiles
agachan la cabeza y asienten, si no quieren que los fuertes les aplasten.
La Roja clavó los ojos en mí.
-Podríamos destruirte, representamos a una de las
compañías más prestigiosas e importantes de toda la industria de la moda.
-Qué irónico que esa compañía esté ahora mismo
negociando con una adolescente para salvar su desfile, ¿verdad? Ojalá tuviera
tiempo para ver cómo lo intentáis.
-Te podemos dar la apertura.
Fingí meditar la oferta, como si no estuviera dando
brincos en mi fuero interno.
-Y el cierre-exigí, y no rechistaron-. Necesitaré tres
modelos.
-¿Tres?-espetaron al unísono, incrédulos.
-Voy a cantar con uno-constaté, como si fuera un hecho
ya consumado en lugar de un plan que se formaba vagamente en mi cabeza-. Con
pantalones, a poder ser. De PINK sería ideal. Deberías ir tomando nota,
azulita-indiqué, y la mujer hizo lo que le aconsejé. Esbozó garabatos con las
cosas que habíamos hablado hasta entonces.
-De acuerdo. Una apertura, un cierre, y otro modelo
extra. ¿Estamos de acuerdo?
-Quiero el doble de dinero.
-¿Para qué coño quieres tú el doble de dinero?-espetó
la Azul. Le lancé una mirada envenenada.
-Por ti, como si me hago tampones con billetes de 500
dólares. El doble de dinero, o me largo de aquí y no tenéis trato.
La Roja, el hombre y la Azul se miraron.
-Mi tiempo es oro, y ahora más aún. Si no os decidís,
me temo que…
-Está bien. El doble de dinero, una apertura, un
cierre, tres modelos, ¿cuántas canciones?
-Dos. Una mientras yo desfilo, otra ya conmigo.
Ya podía verme desfilando por la pasarela más famosa
del mundo y encontrándome con Tommy en medio del escenario, las chispas que
saltarían… uf.
-De acuerdo. Dos canciones… ¿estamos de acuerdo?
-Y una última cosa-ordené, motivada por el orgullo-.
Tommy Tomlinson. Le presentáis como mi novio. Mi inglés es lo bastante guapo
como para que lo cojan como modelo en un futuro. Si se sabe que está conmigo,
nadie dudará en hacerlo.
Comprobé que la Azul lo hubiera anotado todo, di una
palmada y me aferré a la mesa para bajarme de ella.
-Ha sido un placer hacer negocios con vosotros,
chicos-sonreí, abriendo la puerta y agitando la mano encima de mí, sin
volverme. Me volví un segundo y añadí-. Ups. Una cosita, ¿cuándo es el desfile?
Se pusieron pálidos, pero yo me eché a reír, hice un
gesto con la mano quitándole importancia, como diciendo “estoy de coña” y salí
de la habitación. Troté hasta el ascensor, entré de un brinco, e incluso el di
un beso en la mejilla al guardaespaldas.
-¿Ha ido bien?-sonrió, marcando el piso.
-Ya te digo, gafitas-respondí, sonriendo por dentro y
por fuera. Le seguí de nuevo por aquellos laberínticos pasillos, y, cuando
entré en la habitación, puse los brazos en jarras. Chad me miró.
-Bueno, ¿para qué te querían?
Me dolían las mejillas de tanto sonreír.
-Chicos, ¿qué os parecería cantar en un desfile de
lencería?
Tommy y Scott se miraron entre sí, Layla alzó las
cejas.
-¿Qué riñón te tengo que dar, el izquierdo o el
derecho?-preguntó Tommy por fin, y nos echamos a reír.
Los aplausos eran estridentes,
brutales, me hacían daño de tan fuertes que eran. Vi sonreír a Scott a mi lado
mientras nos cogíamos de las manos para avanzar hacia el borde del escenario.
Por primera vez en lo que llevábamos en el programa,
tres semanas en las que habíamos estado al límite, habíamos escuchado a los
realizadores gritar “¡subidle el micro a tope!” cuando le tocaba cantar a
alguien que no fuera Scott.
Fue con Tommy.
Después de anunciarle a Simon que ya teníamos gala
externa en la que participar, habíamos cambiado de canción y habíamos optado
por Despacito. La versión de Justin
Bieber, en inglés, y sin apenas meter baza en el estribillo, me había permitido
preparar mi parte relativamente por mi cuenta mientras los demás ensayaban
todo, perfeccionaban pronunciación, y esperaban a que yo volviera de un
durísimo entrenamiento y unas pruebas igual de complicadas. Las modelos que me
habían despedido con frialdad me recibieron con el mismo sentimiento, puede que
incluso aumentado por la envidia que producía el saber que yo, una debutante,
llevaría un modelo más del que me correspondía y abriría y cerraría un desfile.
Pero quien se pica, ajos come.
Así que se lo habíamos dicho a Jesy cuando vino a
vernos de nuevo durante la semana y, aunque dijo que no le parecía mala idea el
cambio de canción, sorprendentemente se lamentó de que no fuéramos a hacer una
suya.
-Estoy segura de que lo habríais hecho bien, ¿eh,
Scott?-clavó los ojos en él, irónica, y él puso los ojos en blanco y asintió
con la cabeza, como diciendo “sí, Jesy, lo que tú digas, Jesy”. Nos pidió que
le enseñáramos lo que teníamos y, cuando se enteró de que habíamos malgastado
media semana en una actuación que ya no íbamos a realizar, dio una palmada y
nos ordenó que nos pusiéramos manos a la obra-. Os quitaré el tiempo de
descanso si es preciso, pero no consentiré que subáis ahí y hagáis el ridículo.
-¿Tanto crees que te influirá lo que nosotros hagamos
o dejemos de hacer?-acusó Scott, y los ojos verdes de ella se encontraron con
los miel de él.
-No es por mí, bien sabe dios que mi reputación ya
está bien afianzada. Es por vosotros. No os merecéis ser el hazmerreír del
concurso-a todos nos pilló por sorpresa aquella afirmación, porque hola, éramos el grupo de Scott-, y eso
precisamente es lo que seréis si no trabajáis más esta actuación.
Parece ser que lo habíamos hecho bien al fin y al
cabo, porque Jesy sonreía satisfecha mientras el público nos jaleaba como
nunca. Tommy estaba radiante, habiendo llevado con Layla prácticamente la
totalidad del peso de la canción. Las partes que no eran estribillos se las habían
repartido por razón de cantante, y a él le había cantado la parte de Daddy
Yankee, que casi rapeaba en una canción que yo descubrí en el concurso.
Yo canté la parte del principio, iniciada por Justin
Bieber, para sorpresa de todos, acostumbrados a que Layla iniciara las
canciones. Enseguida se lo explicaron, al verla cantar en español con la misma
facilidad con que lo hacía en inglés. La envidié.
Scott hacía los estribillos, cantando por debajo de
Layla o Tommy, a quien correspondiera en ese momento, y Chad se ocupó del
puente: despacito, this is how we do it,
down in Puerto Rico…
Creíamos que, por muy bien que lo hiciéramos esa
noche, el público inglés no nos perdonaría cantar una canción que no
comprendieran, pero qué equivocados estábamos: cayeron en las redes de Layla y
Tommy igual que a mí se me caían las bragas cuando él hablaba en español, o
cada vez que lo veía bailar. Aquella exhibición de ritmo latino y bailes
sugerentes a los que no les teníamos acostumbrados, con cuerpos muy pegados (me
gustaba ver a Tommy ensayar su parte, porque se agarraba a las caderas de las
bailarinas, y pegaban la cabeza y se movían al ritmo de la música y a mí me
consumía un fuego que me era difícil controlar) e intimidades exhibidas que
hicieron que el público se pusiera en pie, y que los espectadores levantaran el
teléfono para votarnos apenas terminamos la canción.
Nos inclinamos hacia delante, agradeciendo los
aplausos y aplaudiendo también a los bailarines y al equipo de atrezzo, que
habían cambiado el escenario en tiempo récord, adaptándolo a las exigencias de
un guión cuyo desarrollo se producía en la calle de alguna ciudad de algún país
latinoamericano (Tommy me explicó después que estaban emulando el vídeo de la
canción, uno de los más reproducidos de la historia de Youtube).
Simon esperó con una sonrisa en los labios a que se
terminaran los aplausos: en sus ojos podías ver brillar el símbolo del dólar,
igual que sucedía en los dibujos animados cuando un personaje hacía un buen
negocio.
-June-pidió después de que transcurrieran 2 minutos y
medio y absolutamente nadie se sentara; los cámaras ya nos habían enfocado a
nosotros, a nuestros compañeros, tanto sentados en los sofás de participantes
como en los del backstage, al público, a los jueces, de nuevo a nosotros…
Dos minutos y medio en televisión eran muchísimo, y si
Simon permitía que aquello sucediera era porque valíamos nuestro peso en oro. Y
eso que llevábamos solo tres galas.
-Tengo tweets favoritos de toda Europa,
empiezo-anunció June, toqueteando su iPad-. This
is no bueno, I mean can you literally have a heart attack from listening to
someone sing in another language? Causa that was sick as fuck.
Nicki agitó la
cabeza.
-Eso mismo he pensado yo al verlos actuar.
-Lauren de Stratford escribe: Oh, oh, ha llamado el
Museo del Louvre, dicen que les devolvamos a Tommy Tomlinson. Sería una lástima
si alguien lo declarara Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, o sea, eso no te
lo pueden expropiar, ¿verdad?
Más risas.
-A Jack le ha encantado la forma en la que ha bailado
Layla y le gustaría verla así de suelta en más ocasiones…
-Créeme, a mí también, Lay-sonrió Jesy, y todos le
tomamos un poco el pelo a Layla, celebrando lo bien que se lo había pasado esa
noche.
-No sabía que necesitara ver a Scott hablando en
español para darme cuenta de que los hombres sí que merecen la pena, pero
parece ser que sí-leyó June-. También tenemos tweets alabando a Diana por su
trabajo mejorando la parte de Justin Bieber, al margen de que ella tenga un
rubio más natural… Aunque meencantaelrosbiff42 dice que ha echado de menos un
poco a Chad esta noche y que más nos vale que se lo compensemos haciéndole el
protagonista del siguiente vídeo diario-June miró a una cámara-. Gracias por
darme una excusa, me encantaelrosbiff42, estaba deseando grabar a solas con
Chad.
-Gracias, June-se rió Simon-. Chicos, hoy voy a
empezar yo, si a mis compañeras no les importa-las miró y ellas hicieron gestos
invitándole a empezar-. La energía que habéis derrochado esta noche es
increíble; me quedo sin palabras para describir esta actuación. ¿Cómo se dice fucking great en español?
-Cojonudo-sonrió
Tommy-, pero no le digas a mi madre que te lo enseñé yo. A propósito… ¿cuál es
mi cámara?-le señalaron una con un piloto rojo encendido y dijo, mirando directamente
hacia ella-. Dan, Astrid, ni se os ocurra usar esa palabra.
Todo el mundo se echó a reír y le aplaudió.
-Nicki.
-Al margen de la energía que ya ha mencionado Simon y
que siempre os vemos en el escenario, lo que más me ha gustado de hoy es que me
he sentido transportada. He vivido una experiencia extra corporal, me habéis
recordado a Nueva York que, como Diana bien sabrá-me señaló con la palma de la
mano abierta hacia el cielo, y yo asentí-, es una ciudad multicultural, todo el
mundo es inmigrante, y hay barrios latinos en los que se celebran fiestas como
las que habéis mantenido hoy aquí. Os doy las gracias por haberme hecho sentir
tan cerca de casa, a pesar de lo lejos que estoy.
-¿Sabes, Nicki?-intervino Gaga-, yo iba a decir
exactamente lo mismo. Viéndoos cantar me he sentido como si hubiera cogido un
avión hacia Cuba o algún país caribeño y no me hubiera dado cuenta hasta estar
en medio de una fiesta como la que acabáis de celebrar vosotros. Desearía que
vuestra actuación no se hubiera acabado nunca-sonrió, cálida, y le dimos las
gracias-. Y también quiero hacer mención especial a lo bien que habéis superado
el reto que os pusimos la semana pasada-añadió, mirando sus hojas un momento-.
Cuando os dijimos que trajerais algo en español, pensé que vendríais con alguna
balada que tuviera partes en inglés para facilitarles el trabajo a quienes no
son nativos de esa lengua. Pero que os hayáis atrevido a cantar una canción tan
enérgica y rápida en un idioma que no compartís todos, y lo hayáis hecho sin
pensarlo dos veces, me dice mucho de lo en serio que venís y de lo trabajadores
que sois-se cogió del brazo de Jesy-. Jess, por favor, sé buena con ellos esta
noche.
Jesy sonrió y asintió con la cabeza.
-Bueno, chicos. Poco más os puedo decir yo que no se
haya dicho aquí. Lo habéis hecho bien, y lo sabéis, habéis estado geniales, y
lo sabéis. He disfrutado muchísimo viéndoos y me ha sorprendido lo mucho que
habéis evolucionado. Tengo que decir para quienes no lo saben que teníais
preparada otra canción pero tuvisteis que cambiarla a mitad de semana por…
bueno, exigencias de horarios, dejémoslo ahí-sonrió, recolocando sus papeles-.
Y la verdad es que, viendo lo rápido que habéis tenido que trabajar y el poco
tiempo del que habéis dispuesto, me parece que tiene el doble de mérito y que
hay que apreciar el doble lo que acabáis de hacer aquí.
-Gracias, Jesy-sonrió Layla, y todos la secundamos,
inclinándonos hacia delante o juntando las manos como si rezáramos.
-Vaya, ¿nada malo que decir?-la pinchó
Nicki.
-Es que hoy apenas ha cantado Scott-respondió Jesy,
echándose a reír. Todos la secundamos, y Scott le guiñó el ojo.
-La semana que viene tengo dos solos para que me
machaques el doble, Jesy.
-Lo estoy deseando-respondió Jesy, mordiéndose el
labio en un gesto juguetón.
-¡Bueno, bueno! Que al final va a ser Jesy a quien
quería conquistar Scott la semana pasada-se cachondeó Simon.
-¡Y parece que lo ha conseguido!-rió Gaga. Jesy ordenó
sus papeles de nuevo.
-Ahora, yendo en serio. A pesar de todo lo bueno que
os he dicho, y que creo que os merecéis, también he visto cosas hoy que no me
han terminado de convencer. Lo que nuestro amigo… ¿cómo se llamaba, June?
-Meencantaelrosbiff42.
-Eso, lo que meencantaelrosbiff42 dice de que ha
echado de menos a Chad, lo entiendo y lo comparto al 100%. La canción ha estado
bien, la actuación ha sido espectacular, el problema que veo-Jesy puso el codo
en la mesa y juntó al punta de sus dedos, haciendo una suerte de cuenco-, es
que todo ha estado muy desequilibrado.
-Estoy de acuerdo con Jesy-añadió Gaga, asintiendo con
la cabeza-. La actuación ha sido espectacular, pero no ha sido de grupo.
-¡Exacto! Y vosotros venís aquí como un grupo; no
podéis llegar y proclamar que estáis juntos y que sois iguales cuando dos personas
monopolizan una canción entera y otras les hacen los coros. Eso. No. Es. Un.
Grupo-Jesy dio una palmada por palabra pronunciada-. Es tan respetable como
cualquier otra cosa, pero no es un grupo, no es lo que sois. Sinceramente he
sentido que esto era una actuación de Layla y Tommy en la que Chad, Diana y
Scott estaban por hacer bulto y un poco de ruido. En especial me ha dolido lo
de Chad, ¿cuántas palabras ha dicho, 20, 30?-Jesy sacudió la cabeza-. No ha
sido justo para él.
-Eso me ha dado una idea-meditó Nicki, y Gaga se
volvió para mirarla-. ¿Sabéis? Siempre he sentido mucha curiosidad por lo
diferentes que son los estilos de vuestros padres, especialmente teniendo en
cuenta que estuvieron juntos en una banda. Me parece, cuanto menos, curioso. Y
ahora…
-Ya veo por dónde vas-sonrió Gaga.
-Simon, ¿podemos darle la oportunidad a Chad de
redimirse?-Nicki se volvió hacia Simon, que frunció el ceño.
-¿Qué me estás pidiendo, Nicki?
-Te estoy pidiendo que les des un huequecito a cada
uno para que hagan actuaciones en solitario-aclaró la reina del rap-. Quiero
ver a las personas más allá de Chasing the stars.
-¿Que me prepare… una canción… yo solo?-espetó Chad, incrédulo. Nicki asintió.
-Queremos oíros a todos-añadió Gaga-. Ha sido una idea
genial, Nicki. ¿Podréis hacerlo?
-Supongo-susurró Chad, metiéndose en su caparazón,
aterrorizado ante la idea de salir al escenario él solo. Simon meditaba. Se
giró y miró al público, que gritó atronadores “déjales, Simon” “dales tiempo”,
“¡dales solos!”. Finalmente, después de muchas declaraciones prácticamente
indistinguibles, Simon se volvió, se sentó en su silla, se acercó hacia la mesa
y anunció:
-Chad, ya puedes ir eligiendo la canción que más te
guste. La semana que viene, el escenario será sólo tuyo.
Te recuerdo que puedes hacerte con una copia de Chasing the stars en papel (por cada libro que venda, plantaré un árbol, ¡cuidemos al planeta!🌍); si también me dejas una reseña en Goodreads❤, te estaré súper agradecida.😍
Antes que nada, porque es lo más importante aparte del capitulo, ¿17 de octubre? Eso es demasiado poco tiempo, eso está muy cerca!! No puede terminar tan pronto porque yo después no sé que haré con mi vida, me dará un infarto o algo por el estilo porque no me jodas.
ResponderEliminarOtra cosa, has dicho que quizás subes capitulo cada 3 días o así. Bien, cuando comiencen las clases yo tendré turno de tarde en la universidad y también estaré con el trabajo de fin de grado del último curso por lo que no sé hasta que punto seré rutinaria con la novela. Mi intención es leerlo ese mismo día y comentar, que el comentario de Ari siempre esté presente.
Y ahora sí: ME CAGO EN MI VIDA Y EN LO MUCHO QUE ME GUSTA LOS PIQUES ENTRE JESY Y SCOTT!!! ES QUE YO VIVO POR ESOS DOS Y BUFFF BUFFF!!
ESA DIANA COMO MOLA SE MERECE UNA OLA WEEEEEEEEE me ha encantado como se la ha devuelto a Noemí y Harry (sí, me caen demasiado mal, que le vamos a hacer) y como ha puesto a Eri por delante de ellos. OLE SU PAPO MORENOTE AUNQUE SEA RUBIA DE BOTE!!! Y ya cuando se ha puesto chulita negociando lo del desfile...he estado apunto de besar el suelo por donde pasaba y hacerle un puto monumento. Oleeeee esa chica!!
Sceleanor awwwwwwww me muero de amor de verdad, son dos bizcochitos y se merecen estar juntos sin necesidad de esconderse de nadie, por favor que griten que están juntos al mundo entero!!!
Que ganas tengo del siguiente capitulo y de ver como se desenvuelve Chad!!
Pd: me he reído demasiado con los comentarios después de las actuaciones!!!
Pd; NO QUIERO QUE ACABE!!! SPIN OFF DE TODOS YA
Me pasa igual, jo. El año pasado recuerdo que dije que acabaría la hsitoria en mayo, cuando llegó Junio me dije "bueno, en agosto la termino", cuando me enrollé en julio ya dije "uf, no sé si podré en agosto", y hace muy poco me di cuenta de que el día perfecto para terminarla sería el 17 de octubre, para cerrar el círculo y acordarme siempre de que Chasing the Stars es Tommy y Tommy es Chasing the stars... en los agradecimientos entenderéis de qué hablo ☺
EliminarYo también tengo el trabajo de fin de grado y turno de tarde, espero que puedas hacer el esfuerzo de seguir comentando como siempre Ari, me anima un montón entrar y ver que tengo un comentario al poco tiempo de subir capítulo, espero que podamos seguir así lo poco que nos queda ☺
Así a lo tonto, estoy empezando a shippear a Scott y Jesy eh JAJAJAJAJAJAJAJA
Diana es preciosa por favor es que trata a todo el mundo tal y como se merecen de verdad me la quiero comer
CON SCELEANOR VAMOS A SUFRIR DE VERDAD APROVECHAD EL TIEMPO QUE OS QUEDA PORQUE XD NO ESTÁIS PREPARADAS PARA LO QUE SE VIENE.
Chad os va a sorprender ya veréis ☺
PD: tenía que poner los comentarios de June uf es que me la imagino en la gala y hay veces que lee unas cosas que pienso "no puedo escribir esto xd"
PD2: CALLA NO ME DES IDEAS PORQUE YA HE EMPEZADO A PENSAR EN DAN Y DUNA COMO PAREJA DEL SIGUIENTE SPINOFF UF NO DOY A BASTO.
sin. palabras. así me encuentro ME HA ENCANTADO ESTE CAPÍTULO DE VERDAD ERIKA COM CADA CAPÍTULO TE SALES MÁS!! THATS MY GIRL DIANA STYLES LA REINA DE ESTE PUTO MUNDO COÑO YA!!! Lay, mi nenita ayyyyyyyy como la quiero de verdad. Cuanta emoción ha tenido este capítulo de verdad que im speechless no sé qué decir ha sido todo tan snjwjsjsjnzjs sabes????????
ResponderEliminarASDFGHJKLÑ JUNE TE BESO LA CARA AYYYYYYYYYYYYYYY Diana y Layla son lo mejor de la novela uf qué ganas de que Layla se ponga bien y sea feliz es que se lo merece más que nadie
EliminarEN EL SIGUIENTE EMPIEZA EL SALSEO SUPREMO NO ESTÁIS PREPARADAS
DIANA FUCKING STYLES
ResponderEliminarLA DIOSA DE NUEVA YORK, LA REINA DE INGLATERRA
EliminarAyyyyyy me da mucha pena entrar al blog y ver la cuenta atrás, esta historia ha significado mucho para mí, enserio, yo no soy mucho de leer historias por internet ni fanfics, me leí I1DB cuando estaba obsesionada con 1d y empecé con chasing the stars porque me gustó tanto la primera que necesita continuar, pero es que con esta novela te has superado de verdad, me va a dar muchísima pena no entrar al blog todos los días en busca de un nuevo capítulo... pero bueno!!! aun tenemos al menos 13 capítulos (rezando porque sean más) por delante para dar cierre a esta historia que está tomando un camino que no me esperaba para nada y que me encanta, amo el detalle de que quieras terminarla el día que nació Tommy ��
ResponderEliminarY AHORA VAMOS CON EL CAPÍTULO PORQUE HE MENCIONADO ALGUNA VEZ QUE DIANA EL LA DUEÑA Y SEÑORA DEL UNIVERSO? NO? PUES LO ES, AMO LA PRINCESITA TIERNA Y ENAMORADA EN LA QUE SE HA CONVERTIDO PERO LA DIANA CAÑERA DE NUEVA YORK, SU ESENCIA, ES PURA VIDA Y ME ENCANTA QUE SIGA ESTANDO EN ELLA, CHAPÓ POR ELLA CUANDO HA HABLADO CON HARRY Y NOEMÍ, O SEA CON LA REINA NO SE METE NADIE ������
SI NO AMASE A JESY Y LITTLE MIX TANTO ME ESTARÍA TOCANDO LA MORAL CON SCOTT PERO ES QUE SUS PIQUES SON TAN BUENOS Y EN ESTE CAPÍTULO POR LO MENOS SE HA NOTADO MENOS TENSIÓN ENTRE ELLOS QUE EN EL ANTERIOR, AL FINAL VAN A ACABAR AMÁNDOSE Y YO VIVO POR VER ESE MOMENTO
Y VOY A COMENTAR MUY POR ENCIMA A SABRALEC (QUE SE CASEN YA, POR FAVOR) (SABRAE EMOCIONÁNDOSE AL HABLAR CON SCOTT ES UNA BEBÉ) PORQUE NECESITO HABLAR DE SCELEANOR YA! O SEA HE VISTO EL FIN MUY CERCA Y DE REPENTE ME HE ACORDADO QUE SCOTT DIJO QUE IBA A SER ELEANOR LA QUE DEJASE LA RELACIÓN TODAS LAS VECES QUE LO DEJARAN Y BUENO ME HE RELAJADO PORQUE SI LA LLEGA A DEJAR ESCUCHAS MIS GRITOS DESDE TU CASA, ME HA ENCANTADO TODO, LA CONVERSACIÓN QUE HAN TENIDO AL PRINCIPIO, QUE EL LE PREPARARA EL CUARTO CON LA TORTILLA Y QUE AL FINAL HICIERAN LAS PACES, MI POBRE SCOTT O SEA NO SE MERECE ESCONDER SU RELACIÓN OTRA VEZ �� ME HA PARECIDO CUQUÍSIMA ELEANOR CUANDO LE HA DICHO QUE PARA ELLA DOS MESES NO ERAN NADA PORQUE HABÍA ESTADO ESPERÁNDOLE QUINCE AÑOS Y BUENO SE ME HA PASADO EL ENFADO CON ELLA POR BEBÉ
HUBIERA PAGADO POR VERLES CANTAR REGGAETON LENTO Y DESPACITO DE VERDAD, DEBERÍAN INVENTARLES PARA QUE TODOS PUDIÉRAMOS PRESENCIAR ESE MOMENTO
EN FIN CREO QUE NO ME DEJO NADA, QUE ME HA ENCANTADO COMO SIEMPRE Y QUE INTENTARÉ LLEVAR LOS CAPÍTULOS QUE QUEDAN AL DÍA Y QUE LA UNI NO ME LO IMPIDA PORQUE NO CREO QUE AGUANTE LA INTRIGA MUCHO MÁS
UN BESAZOOOO ������
-María
UF MARÍA IMAGÍNATE A MÍ LA LÁSTIMA QUE ME DA, ESTOY HYPEADA Y TRISTE A LA VEZ :(((( cómo me alegra que me hayas leído desde its 1d bitches de verdad, eres como dicen en USA da real mvp!!!!!!!
EliminarEstoy totalmente de acuerdo en que me he superado con CTS (aunque tampoco tiene mucho mérito hacer algo mejor que I1DB), siento que esta novela es como mi obra maestra y no voy a poder mejorarla ni aunque quiera (esperemos que me equivoque y mejore con Sabrae)
Lo del día del nacimiento de Tommy me vino en una revelación divina que probablemente no se repita, pero como he ido siguiendo mis venadas durante toda la novela y no me ha ido nada mal, pues había que ser fiel a mi estilo ¯\_(ツ)_/¯
APRECIEMOS POR DIOS LO PUTA AMA QUE ES DIANA ES QUE UF NO PUEDO CON LA VIDA, LLAMA A LOS BOMBEROS. Me ha puesto un poquito perra mandando a los ejecutivos es que uf imagínatela con 20 años teniendo 400 empresas y siendo la mandamás del mundo, no doy crédito a que en mi cerebro viva esa mujer tan espléndida
Scott y Jesy tienen una tensión sexual no resuelta ahí de cuidao eh, yo les vigiliaría de cerca porque estos acaban follando entre bastidores, ya veréis (no)
SABRALEC MIS PADRES QUE NADIE LES SEPARE fin del comunicado
El fin Sceleanor se acerca y lo mejor es que no tenéis ni zorra idea de porqué va a ser, es que ni pensándolo un millón de años conseguiríais adivinarlo AJAJAJAJA me siento poderosa
Tengo que hacer urgentísimamente los anexos con las actuaciones porque de verdad te digo que me las imagino en mi cabeza y son impresionantes, hacen que las canciones que les asigno sean mil veces mejores de lo que ya son ???? me monto unos embolaos yo sola en mi cabeza cuando voy a la uni o voy conduciendo, imaginándomelos encima del escenario, que ni te cuento.
OJALÁ PUEDAS SEGUIR COMENTANDO DE VERDAD NECESITO MUCHO APOYO MORAL :((((((
UN BESOTE GUAPA ♥
Estoy living con este capítulo de vd
ResponderEliminarMe he asustao muchisimo al principio porque me he creído de verdad que eleanor y scott iban a romper que agonia
Por qué harry tiene que parecer tan malo si es un cacho de pan :(
Me gusta mucho que Diana sepa cuando tiene que ser una zorra y cuando tiene que ser un amor
Deseandito estoy del próximo capítulo pa ver a chad en acción
Pd: exijo que en sabrae salga la escena de sabralec narrada desde su perspectiva
Con lo que yo estoy living es con que hayas podido comentar tú sola Barbara, mira cómo se achanta blogger cuando le amenazas ole y ole
EliminarGuarda la agonía para dentro de unos capítulos, la vas a necesitar ;)
PORQUE NO LE SOPORTO, POR ESO ES MALO
Verdad que sí????????? diana la puta ama, cabrona con los cabrones y mimosa con los amorosos (a tommy tomlinson le gusta esto)
VAIS A FLIPAR CON CHAD O SEA LE TENGO PREPARADAS UNAS COSAS QUE!!!!!!
PD: hombre vamos a ver la solicitud ofende, por supuesto que va a salir?????????????
Sceleanor ❤
ResponderEliminarNo estoy preparada para la que se nos viene encima con Sceleanor, es que son tan bonitos que se merecen lo mejor jo
DIANA PUTA AMA ME ENCANTA CÓMO SE HA PUESTO CUANDO ESTABA NEGOCIANDO ES QUE ME HA PUESTO HASTA CACHONDA MADRE MIA
En realidad me han dado un poco de pena Harry y Noemí porque que una hija te niegue como madre debe ser muy duro pero es que se pasaron muchísimo con Diana y le hicieron muchísimo daño
UN SOLO DE CHAD ESTOY CHILLANDO GRACIAS POR TANTO
La cuenta atrás me mata,queda muy poquito ��
"Yo seré el efecto, pero tú eres la causa. El relámpago viene después de que las nubes choquen." ❤
PD: Te lo tengo que decir, necesito un spin off con Dan, Astrid y Duna de mayores
- Ana
Va a haber unas movidas con ellos de verdad rip mi estabilidad emocional, ya estoy cogiendo los pañuelos
EliminarYO TAMBIÉN ME HE PUESTO CACHONDA MENOS MAL QUE NO SOY LA ÚNICA ENFERMA JAJAJAJAJAJAJAJAJA
A mí también me dieron pena, es lo que dije en el capítulo anterior, con Diana se pasaron pero Diana se las devuelve mil veces más fuerte, también hay que ver en qué situación están sus padres y por qué actúan así... al margen de que no debe ser fácil tener a tu hija al otro lado del mundo
No quedan ni dos meses de Chasing the stars de verdad no sé cómo voy a sobrevivir a esto
ASDFHJKLÑ D VERDAD CHILLANDO CON QUE SIEMPRE ME COJAS UNA FRASE ES QUE VOY A HACERLES CAPTURAS A TUS COMENTARIOS.
PD: no me deis ideas porque ya estoy pensando en Dan y Duna de mayores y no voy a tener tiempo ni en 40 vidas para escribir todo lo que se me ocurre sobre ellos uf